Tratar de entender las razones por las cuales existe un amplio coro en el ámbito mundial de defensores de Nicolás Maduro, sin importarle para nada la efectividad económica y social de su gestión en Venezuela, implica entender que es la última esperanza de existencia de un imaginario anticapitalista, antiimperialista y antiglobalización en el mundo que se resiste a desaparecer, y en ese sentido se convierte en el paraíso terrenal de quienes sueñan con un mundo sin clases sociales.

La  caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, destruyeron en su casi totalidad las esperanzas de construir un mundo ideal sin pobreza ni clases sociales que se predicó desde Lenin en 1917 y que influenció enormemente a todos los movimientos políticos del Tercer Mundo durante el siglo XX.

No es posible entender este carnaval permanente de festivales y congresos internacionales,  si no recordamos que son imitaciones de las ferias mundiales de la juventud que hacían los soviéticos para reclutar agentes y simpatizantes, los cuales viajaban por todo el mundo con los gastos pagados y volvían a sus países con apoyo financiero.

Dentro de estas políticas se destacó especialmente la Universidad Patrice Lumumba en Moscú, que graduó a miles de profesionales  y que hoy me recuerda tanto a la Escuela Latinoamericana de Medicina que se ha dedicado a formar profesionales de la salud con un nítido perfil político revolucionario, lo que se entiende como anticapitalista, antiimperialista  y antiglobalizador.

Todas estas generaciones de revolucionarios en el ámbito mundial quedaron huérfanos y humillados con la transformación de los países socialistas del Pacto de Varsovia en países capitalistas, lo que dio pie a la búsqueda de nuevos caminos ideológicos con los cuales desembocar las ideas tradicionales del marxismo y la propaganda soviética de 70 años.

No es exagerado decir que la supervivencia política del sistema en la Republica Socialista de Cuba fue en los años noventa a costa de inmensos sacrificios de su población durante el llamado Periodo Especial, la única alternativa o argumento ideológico en los cuales se apoyaban los simpatizantes revolucionarios, especialmente en África, Asia y América Latina. 

En este sentido se pueden señalar los movimientos antiglobalización y especialmente los movimientos verdes o ecológicos surgidos anteriormente, tienen una fuerte influencia marxista, pues terminan derivando todos los problemas específicos al sistema económico capitalista y por defecto terminan buscando la eliminación del mismo como una solución simplista.

La aparición en 1998 del MVR y Hugo Chávez trae como consecuencia la salvación financiera de todos los movimientos anticapitalistas y revolucionarios del mundo, siendo imposible en la actualidad lograr mensurar la magnitud de los recursos financieros y el número de beneficiados, en lo que algunos ven como una piñata donde hay caramelos para todos, pero otros observan un esfuerzo muy organizado de estructuración política regional y mundial.

Una revisión hemerográfica de los últimos 20 años haría posible listar superficialmente  el numeroso grupo de invitados que salieron fortalecidos política y financieramente de Venezuela, como por ejemplo el numeroso grupo de presidentes latinoamericanos y caribeños que durante mucho años apoyaron el Foro de Sao Paulo, tomando en cuenta que no podemos calcular la gran cantidad de políticos y activistas financiados directamente desde las embajadas de Venezuela en el exterior que nunca vinieron a Venezuela o no fueron reseñados por la prensa, tal como  se denunció en una época a un embajador de Venezuela  en el Estado Plurinacional de Bolivia, que andaba repartiendo cheques, con muy poca discreción mediática.

La situación política y financiera en Venezuela ha hecho mella en muchos campos sociales, pero ciertamente no ha afectado el apoyo internacional de este inmenso grupo de seguidores políticos de la revolución bolivariana que entienden que hay algo más en ello que el sustento económico que financia sus actividades, esta en juego el último cartucho ideológico forjado después de la desaparición del mundo soviético, ya que la caída de Nicolás Maduro significará la pérdida del refugio, otros lo llamarán guarida de todos estos activistas políticos del mundo.

El golpe propagandístico de una hipotética  caída de Nicolás Maduro , seria un golpe  muy duro para la inmensa mayoría de estos movimientos políticos y sociales, y si sus enemigos políticos logran obtener las cuentas detalladas del apoyo financiero desde Venezuela, sin duda serán procesados por evasión fiscal, corrupción administrativa y quien sabe que otras cosas más. 

Por estas razones se puede entender la defensa desesperada de tantos activistas políticos de otros continentes y la posición política, casi que en la trinchera de combate, de los países del Caribe que apoyan a Maduro.

Es un asunto de supervivencia política el fin principal que persiguen estos países y organizaciones políticas,  que puede llegar a niveles de fanatismo en los cuadros más jóvenes que no conocieron la Guerra Fría y que solo tienen a Venezuela y Cuba como puntos de referencia ideológica y política.

Los defensores de la democracia en Venezuela deben entender esta situación tan particular y convertir su lucha en una batalla global, apoyándose en los millones de inmigrantes que están en el exterior y que hasta el día de hoy, en su inmensa mayoría, no tienen ningún tipo de organización política que facilite la defensa de las banderas políticas ante la opinión publica global.

Igualmente, se debe denunciar la complicidad manifiesta de muchos movimientos internacionales que trabajaron de forma cómplice contra la lucha democrática de los partidos políticos venezolanos, llegando a extremos realmente bochornosos que deben ser investigados y sancionados de manera ejemplar.

La batalla política por Venezuela es global, no es regional ni local.


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