En contra del esfuerzo multitudinario realizado en los últimos cuatro meses de intensa protesta, el régimen ha impuesto una asamblea constituyente a sangre y fuego. La protesta ha significado un gran sacrificio para los venezolanos y el ánimo y la moral de todos han sido golpeados duramente con la violación continuada de derechos humanos y la realización de una grotesca elección constituyente que, de manera fraudulenta, desconoce la voluntad popular y busca imponerse a como dé lugar.

Pero los cuatro meses de protesta han arrojado resultados de enorme valor. No solo han logrado demostrar de manera irrefutable el rechazo mayoritario del país al régimen y desenmascarado la dictadura a los ojos de la comunidad internacional, logrando el apoyo de gobiernos democráticos en el mundo. Con igual importancia han mostrado la capacidad de participación y organización de amplios sectores de la población y la importancia fundamental del involucramiento de todos los actores sociales para buscar salidas a la terrible situación en la que estamos.

Hechos como la consulta popular del 16-J son una muestra de ello. Un evento en el que participaron más de siete millones y medio de venezolanos, dentro y fuera del país, organizados a través del trabajo de partidos políticos, gremios, entes académicos y civiles, realizado con eficacia y contundencia. También lo fue el Compromiso Unitario para la Gobernabilidad, que prioriza el logro de soluciones para las crisis alimentaria, médica y de inseguridad así como la necesidad de inclusión y la reconstrucción de la convivencia, como objetivos políticos fundamentales, imperativos para el rescate nacional.

Es necesario recuperar e interpretar correctamente logros como estos para enfrentar las dificultades de este complejo momento.

Los venezolanos debemos resistir a un régimen que, para someternos, malogra nuestras condiciones de vida y buscamos retornar al marco democrático, enfrentados a un Estado cuya estructura ha sido puesta en nuestra contra por el grupo en el poder. Esto exige replantearnos las maneras de entender lo político y lo social en el contexto de una dictadura contra el pueblo.

Para la dirigencia democrática este replanteamiento implica el abrirse a las críticas y modificar estrategias y modos de actuar, en la que las acciones políticas estén ligadas a las necesidades sociales, y cuyos resultados y alcances deben evaluarse dentro de la resistencia a una dictadura, el apoyo a la población y el mantenimiento de la unidad. Para la sociedad civil significa profundizar en el camino de la participación y la organización expresados en las protestas. Desde la generación de redes de apoyo para poder aliviar los embates de la crisis, hasta la organización efectiva en torno a la solución de necesidades comunes y la oposición no violenta al régimen.

Frente a la actuación de la dictadura es prioritario articular una respuesta del país en la que lo social y lo político actúen mancomunadamente. En nuestra experiencia particular lo estamos promoviendo buscando reproducir iniciativas como Alimenta la Solidaridad en distintas sectores de Caracas, involucrando no solo a las comunidades, líderes sociales y organizaciones particulares sino, también, a los gobiernos locales democráticos. Creemos que este es un camino para enfrentar la crisis, resistir la dictadura y generar condiciones para el cambio desde las bases sociales.

Nos encontramos en una situación de opresión en la que el Estado actúa en contra de sus ciudadanos. A pesar del desánimo y los embates del régimen, no podemos negar los logros y la toma de conciencia que con tanto sacrificio y dolor hemos alcanzado frente a la crisis política, social, económica y moral que padecemos. Esto nos exige resiliencia y reflexión para resistir al régimen y la crisis que este genera y promueve.


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