1. El país ha vivido dos fiascos recientes: el de la entrada de la ayuda humanitaria el 23 de febrero y la revuelta militar del 30 de abril. En ambas ocasiones la oferta de los protagonistas resultó fallida y las explicaciones han estado envueltas en medias palabras, aproximaciones diagonales y circuncisiones analíticas. El resultado ha sido la decepción ciudadana a pesar de que todavía Guaidó mantiene un importante respaldo, pero con una opinión pública cada vez más insegura de los nuevos pasos.
  2. Ambos episodios tienen elementos comunes. Los jefes del asunto; la venta de la idea de que vendría la salida de Maduro y su régimen a partir de dos elementos esenciales: el primero, la fractura del Alto Mando Militar; y el segundo, una fuerza popular organizada que el 23 de febrero habría de volcarse hacia la frontera para buscar la ayuda humanitaria, y en la revuelta del 30 de abril habría de respaldar a los insurrectos colocados en la autopista. Nada de eso ocurrió.
  3. Se argumenta que habría habido un compromiso del ministro de la Defensa, del director de la contrainteligencia militar y del jurista del horror, Maikel Moreno, para producir dinámicas institucionales que los habilitaran para el reemplazo de Maduro. Moreno produciría una sentencia que reconocería a la Asamblea Nacional y a Guaidó como presidente encargado, y por su lado esos militares se colocarían obedientes a las decisiones de este TSJ de Moreno.
  4. El gobierno resultante conservaría a esos personajes del chavismo-madurismo en sus posiciones y, además, tendrían derecho a designaciones adicionales para garantizar su poder actual y su impunidad eterna. Pero el plan falló y según Elliot Abrams esos oficiales dejaron de contestar el teléfono; el mismo que contestaban antes de la fallida revuelta.
  5. Sería interesante conocer quiénes negociaron, cuáles fueron los términos del acuerdo, qué tipo de compromisos se habían establecido, para dónde encaletaban a Maduro y a Diosdado Cabello, qué debía ocurrir con los otros jefes rojos estilo Tareck el Aissami, Freddy Bernal, y con los jefes militares miembros de los mandos de cada componente. Interesante saber qué habría de ocurrir con los torturadores del DGCIM y el Sebin, colectivos, FAES, etc.
  6. ¿Se contempló la posibilidad entre los complotados civiles de que los generales chavistas comprometidos con sacar a Maduro en realidad estuvieran jugando a la decepción para ofrecer una acción que no cumplirían, pero que serviría para identificar a otros insurrectos potenciales? Padrino ya hizo idénticas carantoñas en 2015 y 2016, con los mismos resultados. ¿Habrá un topo ruso en esta tragedia?
  7. ¿En serio pensaron en un gobierno con los jefes de la mafia: Padrino López, Hernández Dala y Maikel Moreno? ¿En serio pensaron que obedecerían a Guaidó y a Leopoldo López? ¿En serio?

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