El mundo entero es testigo de la férrea lucha  de resistencia que estamos librando para impedir la instalación de una tiranía tropical en tierra venezolana. Son 18 años continuos dando la cara, en medio de una ferocidad represiva que le ha costado la vida y la libertad a decenas de ciudadanos. Sin lugar a dudas,  se va a imponer la verdad. La razón logrará detener la ofuscación de quienes insisten en sostenerse a fuerza de balazos, asesinando a quienes puedan llevarse por delante.

En medio de esta refriega, haré algunas  reflexiones sobre lo que no debe repetirse  si queremos evitar que esta tragedia se reedite, una vez que el pueblo la venza con su titánica lucha. Debemos desterrar el populismo y su consabido maleficio.  Que no caigamos nuevamente en el delirio de seguir “un hombre a caballo” viéndolo como el “salvador”, sino como la encarnación del personalismo y caudillismo perverso y dañino. Que desaparezca la impunidad. Que más nunca se ampare a quienes cometen delitos o faltas. Eso descompone una sociedad y desmantela el tejido ético de una familia. Rompe los paradigmas de la moral, de las buenas costumbres, promueve el vandalismo, estimulan la picardía y la flojera. Hay que desarmar los grupos paramilitares. Tener independencia de poderes, cuidar la autonomía de las instituciones, que las leyes vigentes brillen para todos. Que no se designen personas para esos cargos por el grado de  incondicionalidad  que tengan con los caudillos que desgobiernan al  país, sino por su lealtad y apego a la Constitución nacional. 

Hay que superar el ciclo del rentismo. Aprovechar el petróleo para financiar la Venezuela con fuentes de riquezas diversas. Para invertir en la educación como prioridad y consolidar una economía basada en el conocimiento. Desarrollar bases tecnológicas. Veamos la diáspora como un Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho “autofinanciado”. Esos venezolanos al retornar serán puntales del gran salto al progreso. Pdvsa y nuestro petróleo no pueden seguir siendo dispuestos por gobernantes de turno, debe ser realmente de los venezolanos. Hay que crear una agencia nacional de energía, mientras rehacemos Pdvsa. Hay que recuperar las empresas básicas de Guayana. No más endeudamientos antojadizos que comprometen el futuro del país. Todo endeudamiento debe estar plenamente justificado. Hay que renegociar la deuda pública. Hay que rescatar los capitales fugados, especialmente los que estén relacionados con la corrupción. Hay que devolverle la autonomía al Banco Central de Venezuela y poner orden en la política cambiaria. Militares a sus cuarteles, eso de que “hace falta una gorra”, es un mito roto. La corrupción hay que enfrentarla sin contemplaciones. Curarnos de sectarismo. Gobernar con una visión compartida. Las soluciones para la gente: Programa audaz de abastecimiento de alimentos y medicinas. Plan de empleo para emprendedores. Relanzar la agricultura y ganadería. Plan de infraestructura de plantas físicas de escuelas, universidades, hospitales, refacción de carreteras, autopistas, vías agrícolas, parques, servicios de iluminación y acueductos. Seremos un gran país.


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