En el último censo nacional 2011,el pueblo pemón ocupó el cuarto lugar como población indígena más numerosa del país, con 30.148 personas. Su territorio se extiende sobre varios municipios del estado Bolívar, representando a su vez la población indígena más numerosa de este estado. Por ejemplo, en el municipio Gran Sabana, el pueblo pemón representa aproximadamente 74% de la población total. A esas cifras habría que añadir la población omitida en el marco del operativo censal –la mayor omisión censal ocurrió en el estado Bolívar– bien fuera por dificultades de acceso a las comunidades indígenas, por conflictos entre el gobierno con algunas comunidades indígenas –recuérdese en 2011 a los 22 guardias nacionales desarmados y retenidos por pemones en la comunidad de Musukpa– o por la negativa de autoridades militares a dejar entrar a funcionarios del censo en áreas mineras bajo su control y usufructo.

Tomando en cuenta las proyecciones de crecimiento poblacional y la omisión de los operativos censales, la población pemón debe alcanzar actualmente alrededor de 50.000 personas.  El pueblo pemón tiene un alto nivel de organización institucional a través de un sistema de capitanías y posee una sólida identidad cultural que reúne los pueblos Arekunas, Taurepanes y Kamarakotos. Más de 90% habla su propio su idioma, 73% habla español y no son pocos los que dominan el portugués y el inglés. El pueblo pemón es víctima permanentemente de la injerencia de fuerzas militares que, junto a grandes mafias locales e internacionales, controlan la minería del oro, diamantes y otros apreciados minerales de estas ricas tierras. El impacto de las actividades mineras controladas por mafias militares ha producido catastróficos efectos en la contaminación del aire, el agua, la tierra, la calidad del suelo, la vegetación, y sobre la salud humana, al punto de amenazar hoy en día la existencia misma de estos pueblos ancestrales. 

En los últimos años los enfrentamientos entre los pobladores indígenas y estas mafias militares se han recrudecido causando de forma intermitente verdaderas masacres que han sido denunciadas públicamente y acalladas a través de vergonzosos señalamientos del gobierno: muchas de las violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas represivas ni siquiera llegan a los medios de comunicación, por el propio aislamiento de las comunidades y el control de la información.

Hoy el pueblo pemón ha sido nuevamente agredido con una brutalidad despiadada por el régimen de Nicolás Maduro, por colocarse al frente para permitir la entrada de la ayuda humanitaria desde Brasil que necesitan desesperadamente. La enfermedad, la carestía y la vulneración de los derechos humanos más básicos también tienen rostro indígena en Venezuela. Se habla de más de diez asesinados y las escenas y los audios que hemos podido ver y escuchar a través de las redes sociales dan cuenta de su situación desesperada.

Las palabras y los actos de representantes del pueblo pemón constituyen un orgullo para el pueblo venezolano que sigue en deuda con la población indígena. Hoy quizás se pueda apreciar con mayor claridad no solo la riqueza cultural que aportan, sino su importancia estratégica por ser quienes habitan extensos territorios fronterizos, clave en el conflicto que vivimos actualmente.

Esperemos que al terminar esta terrible etapa de nuestra historia, volvamos de una vez por todas a la reivindicación real de nuestros pueblos indígenas que viven y sufren los embates de esta terrible dictadura.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!