El sociólogo y economista alemán Heinz Dieterich, ideólogo del socialismo del siglo XXI y ex asesor del difunto presidente venezolano Hugo Chávez, explica los errores de Maduro que condujeron a la actual crisis. Para no explayarnos en detalles sobre dicha situación, nos limitaremos a enfocar suscintamente algunos de ellos, los mismos que generaron y siguen generando la crítica situación que vive el país política, social y económicamente, y que a 20 años de la revolución socialista, marxista y mal llamada bolivariana, mantiene a Venezuela en un estado tan calamitoso a nivel de un país tercermundista, en el que la falta de alimentos, medicinas, la escandalosa corrupción y narcotráfico, lo ubican en un vergonzoso y doloroso ranking de miseria y pobreza jamás vista y vivida.

El profesor Dieterich, quien actualmente dirige el Centro de Ciencias de la Transición (CTS, según  sus siglas en inglés), en la Universidad Autónoma Metropolitana en Ciudad de México, autor además del libro Socialismo del siglo XXI, y coautor de Aldea global, junto con el renombrado sociólogo estadounidense Noam Chomsky, refiere que el error mayor de Maduro fue no modificar el modelo económico político de Hugo Chávez, que ya en el año 2015, por la caída de los precios del petróleo esencialmente, estaba agotado. A su juicio tenía que reestructurar dicho modelo y no lo hizo, por lo que las consecuencias generaron la depreciación de la moneda y el deterioro del bienestar de la población, amén de que los programas sociales ya no podían ser financiados.

Explica el sociólogo Dieterich que la razón anteriormente indicada generó, sin duda alguna, una creciente inconformidad social que día a día fue aumentando hasta el momento actual, todo lo cual creó un malestar general en la población, que cansada del discurso populista y demagógico viene realizando desde hace años manifestaciones y protestas, cuyo trágico saldo ha arrojado más de 380 muertos y cientos de personas encarceladas en distintos recintos del país, Sebin, Ramo Verde y otras tantas dependencias militares, todo ello utilizando las fuerzas policiales y la Guardia Nacional.

El mundo conoce cómo Maduro llegó al poder, sin tener experiencia en la lucha política. Pero desconoce la forma en que se produjo esta situación, la cual resumimos desde el mismo momento cuando Chávez enfermó y era previsible la necesidad de que alguien continuara su proyecto político, para cuyo fin hubo dos propuestas: una del entonces presidente Luis Inacio Lula, la cual refería que el gobierno de Venezuela era tan débil que debía hacer alianzas con la burguesía nacional para desarrollar el país, lo cual hacia previsible alcanzar el éxito económico que hiciera posible hacer reformas más profundas para la revolución. En cambio, Fidel Castro decía que Maduro tenía que radicalizar la revolución y que no debía hacer compromisos con la burguesía porque la acabarían traicionando. Esta propuesta fue la que puso en práctica Maduro hasta la presente fecha, con apoyo de las fuerzas armadas,  cuyos cuadros del alto mando disfrutan de las generosas bondades de su “Patria, socialismo o muerte”, en tanto que trasciende una alta deserción de soldados rasos porque las condiciones no son favorables, por lo que la presión sobre el papel de las fuerzas armadas hace previsible la ruptura entre el liderazgo de los militares corruptos y privilegiados y los mandos medios y los de abajo. 

Lo cierto es que el modelo que adoptó Maduro viene siendo insostenible desde hace un par de años. No previó que Washington presionaría hacia un cambio por la fuerza, si no se hacía a través de la negociación. Prevalido de los servicios secretos, que fue su error de confiar en la inteligencia y diplomacia cubana que compartió información con la diplomacia rusa, china y boliviana, los gobiernos de dichos países le vendieron la idea optimista de que el control sobre Venezuela era seguro, compartiéndolo con Cabello. El desenlace de esta situación, es la que en los actuales momentos estamos viviendo en el país, a las puertas de un ansiado cambio previsto para el próximo día sábado 23 del presente mes de febrero. .

Está claro que el socialismo del siglo XXI no es un proyecto utópico, humanista y de una nueva democracia. Todo lo contrario, lo que muestran estos supuestos socialistas venezolanos de nuevo cuño es un programa de reconstrucción del totalitarismo, lo que Hannah Arendt llamó gobiernos que generan y recrean la banalidad del mal. No se puede creer, visto lo que viene ocurriendo en los últimos años en el país, que el socialismo de Maduro es un proyecto político, defensor de los derechos sociales y humanos., pues muestran en sus acciones todo lo contrario, por lo que impulsan y disfrutan de los efectos de sus acciones violentas contra la sociedad, al mismo tiempo que se regocijan en el mal, en el antihumanismo y en la barbarie que producen, convirtiendo al régimen en un cartel del atropello a los derechos humanos, y mostrando una maldad sin límites y sin responsabilidad alguna.

Pretender no dejar entrar medicinas, alimentos y no proveer a los hospitales evidencia que el socialismo chavista-madurista responde a la forma y contenido de la banalidad del mal que explicó Arendt, pues esta se regocija destruyendo la libertad, como lo refiere Plagiario: “Por el miedo que te tienen / por tus pasos que vigilan / por la forma en que te atacan / por lo hijos que te matan / yo te nombro Libertad”.

Esa misma libertad que el 23 de febrero desatará las amarras del cuerpo, espíritu y alma de los venezolanos que celebraremos con justa algarabía y emoción tan importante acontecimiento que marcará un hito en los anales de nuestra historia.

Se pasó de Maduro y se pudrió en el poder.

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@toquedediana


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