Alguien debe estar llevando la cuenta y el tono de las protestas diarias. Uno no alcanza a saber de todas las que no aparecen en los temerosos o subordinados medios, pero las redes no se pueden callar. La mengua y la incertidumbre hacen que se salga, que se pare el trabajo, que se discuta y que aparezcan nuevos liderazgos. Es una nota de convergencia que no descubre un “comando” o partido dirigiendo. Tal vez el reclamo más frecuente es también el más obvio: salarios dignos.

Se siente la necesidad de ponerse de acuerdo para tomar mayor fuerza. Se malicia de la oposición partidista dispersa y el tono a veces suena a lamento. Para completar hay varias “unidades”, varios “frentes”.

Pero las protestas se mantienen de tal manera que tienen resonancia en esa cáscara sin fruta que es el PSUV y su congreso, donde el gobierno trata de encontrar cierto apoyo a su “paquete” que encierra “cono monetario”, gasolina, carnet de la patria, dolarización, inflación, corrupción, intrigas, ineptitud y total extravío ideológico: ¿socialismo?, ¿plan de la patria?, ¿modelo chino?

También tienen que resonar entre los miles de generales y oficiales, y se cuelan chismes de armas robadas, militares escondidos y contrabandos de gasolina denunciados.

A uno le preguntan, tal vez al saber que uno es profesor ¿qué va a pasar? y yo tengo que contestar, obligado más por el oficio que por el conocimiento o la información de buena fuente, que el gobierno va cambiar, que tendrá que venir uno de transición, que somos muchos, incluido varios de los gobernantes,  que no aguantamos, que habría que armar una suerte de tobogán para que se deslizaran, para que hicieran mutis y se fueran sin mayores costos estos tipos destructores.

Nos preocupa y duele la tragedia de Nicaragua como mal contagiado.  Otra historia de revolución puteada, con brujas y primeras combatientes, muertos perseguidos y torturados y ese amargor de frustre, de empeños liquidados.

También se mueve el cotarro internacional, con acuerdos y presiones que uno agradece, pero consciente de sus limitaciones y alcances. Paso de moda aquello de tumbar gobiernos desde afuera, entre otras cosas porque eso fue una mala maña colonialista y porque eso supone seguir enajenados, buscando o esperando resolvedores, cuando de lo que se trata es de aprender, de cultivar valores con su práctica y ejercicio. De seguir en esta costosa pelea.

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@perroalzao


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