Con este mismo título, allá en la década de los ochenta, el eminente venezolano Arturo Úslar Pietri publicó un artículo en su columna “Pizarrón” de El Nacional. Si bien fue un verdadero acierto para aquella época, más lo sería ahora cuando una inenarrable crisis azota y consume despiadadamente no solo a la educación sino a todas las estructuras nuestro bello y gran país. 

Cuando hablamos de escuela no nos referimos solo a la educación formal, la sistemática, que se imparte en recintos bajo techos y en medio de paredes compartidos entre docentes y educandos. La escuela, como educación verdaderamente formadora, está en todas partes: en el hogar, esta es la primera gran escuela que jamás debe perder vigencia; está en todos los planteles educativos, desde los jardines de infancia hasta las universidades; está en los talleres de todo tipo; en los campos de producción agropecuaria; en la calle y en todas las instituciones de la sociedad. Todas ellas enseñan y de ellas aprendemos.

También son educadores quienes desempeñándose en cargos públicos quieran dar ejemplos de honestidad, de rectitud, de responsabilidad, de respeto y de decencia pública, principalmente el presidente de la República, quien en todos esos aspectos debería procurar ser un ejemplar maestro. Igualmente, el ciudadano común con su comportamiento habitual, como padre, como esposo, como cumplidor responsable de sus deberes y obligaciones puede ser un buen educador. De manera que, en la sociedad, todos somos o deberíamos ser buenos educadores y mejores educandos. 

En fin, la educación es la gran necesidad para todos los seres humanos. Nuestra Constitución Nacional (Artículo 102) la estableció como un derecho humano y un deber fundamental y, por cuanto se trata de tan importante servicio público, le asignó al Estado la indeclinable obligación de asumirla. Entonces, siendo la educación una necesidad prioritaria debe preverse la mejor atención presupuestaria por parte del Estado, la provisión de insumos pedagógicos y de comedores escolares, así como el mejoramiento de la calidad docente y una revisión integral del sistema educativo, tarea esta que corresponde a un muy calificado equipo de experimentados educadores.    

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