Parte I – Simbólicamente, en tiempos pasados, los masones eran constructores de formas físicas, como templos, monasterios, edificios, etc., por lo tanto eran operativos. Como un trabajo manual, se necesitaban herramientas propias del oficio de la construcción. En la masonería moderna, los masones somos constructores, pero no de edificaciones físicas, sino constructores del templo interior, constructores de nosotros mismos, y las herramientas que se utilizan, son las mismas de los constructores medievales, pero simbólicas, no operadas con la mano. Son más allá de lo físico. Así a la masonería se le llama especulativa, o como mejor se le conoce: masonería simbólica. Por eso a los tres primeros grados de la masonería se le llama «simbólicos». También a la masonería se le llama: «litúrgica», sus reuniones llamadas «tenidas», se realizan litúrgicamente bajo normas que rigen la ceremonia, y está deslastrada de todo lo religioso. Sin dogmas. Lo que es tradicional en la masonería debe respetarse, de lo contrario se le quitaría su esencia. La masonería es iniciática y tradicional. La masonería no solo es creencia y doctrina, también es métodos, un arte, cuya técnica operativa es el «acto simbólico ritual».

En el método la masonería abarca la totalidad del ser humano: mente-cuerpo, conciencia y sentidos. La masonería operativa era religiosa, en la actualidad, la masonería es especulativa. El ceremonial y rito afecta la parte corpórea-sensorial del candidato iniciándose. La masonería moderna no puede desarrollarse sin ritual, porque sería igual que hacer simbología sin símbolo. El simbolismo es un arte religioso (sin dogmas), porque la religiosidad es intrínseca en el ser humano. Es arte: método, herramientas, tecnología y oficio, y su forma de expresión: valores y realidades de orden estético e ideal. Y es religión: religar, unir al ser humano consigo mismo, con el espíritu y con el mundo (transmutando viejos intereses de miedo y agresividades), haciendo de la masonería un estilo de vida, una actitud de vida, un camino hacia la paz de la conciencia, cumpliendo con las normas y reglas de su entorno.

El arte real es un arte religioso (sin dogmas) y el simbolismo su escritura sagrada. Si los símbolos es la Escritura Sagrada, esta escritura no es una invención de la mente. Es más allá de lo físico. Es una manifestación del espíritu al alma. No es un acto intelectual. Los símbolos son hechos del espíritu y su revelación nos expande conciencia. Un profano concibe que el mundo se formó primero y que la revelación (simbolismo) se formó después. Los iniciados comprenden que la Ley, la Verdad y el Símbolo vibró primero y el universo se formó después. El Uno no tiene autor, solo se manifiesta. Es el nacido de sí mismo, el cual es el principio formativo del cosmos y cuya materialización es el mismo universo.

El simbolismo es una recordación de ese acto de sí mismo y de la creación. El simbolismo ritual, es una herramienta tan sagrada, como poderosa y exige estricto y exacto cumplimiento, porque de no ser así habría disonancia con la ley natural. Este es el arte que se debe practicar en la masonería: verdadero arte simbólico. Los secretos simbólicos genuinos se han perdido, y los que posee la masonería son solo provisorios y sustitutivos, que nos distingue en el mundo hasta que el tiempo nos regresen los verdaderos. Y como reza un ritual: se recupera en el centro del círculo. Por lo tanto, los signos completos de los tres grados simbólicos, son deliberadamente sustitutivos de los verdaderos. El templo fue profanado por la «ambición», depredador asesino. Como no sabían utilizar las herramientas las destruyeron, borraron los planos y dejaron los obreros confusos. Sigue el secreto perdido, la palabra. Hay que restaurar la comprensión del verdadero simbolismo. El simbolismo, es la manera masónica de expresar el sentimiento espiritual del ser humano.


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