El acontecer político en Venezuela se mueve con tal velocidad que lo que hoy es relevante y fundamental pasa a un segundo plano al día siguiente. Aunque soy consciente de eso, considero que no hay que dejar de insistir y referirse a ciertos hechos que, por su significación, hay que mantener vivos en nuestra memoria, como es el caso que nos ocupa hoy: la excitación nerviosa de Nicolás Maduro.

Es natural que el conductor de Miraflores esté angustiado y que, producto de eso, él y su gente estén cometiendo errores a granel. Uno de ellos, de magnitud garrafal, es la arbitraria detención de Roberto Marrero –abogado muy cercano a Juan Guaidó– por parte de funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, los cuales, para no ser identificados, actuaron con capuchas y fuertemente armados. Este último aspecto es visto por muchos como un claro indicador del fin último de la arbitraria medida: enviarle un claro mensaje intimidatorio al máximo líder de la oposición venezolana.

Con su burda acción, a la dictadura le salió el tiro por la culata. Por una parte, puso en evidencia la forma arbitraria y violenta como se ejecutó la medida, lo que contraría las normas procedimentales en tal tipo de situaciones; y, por la otra, quedó de manifiesto la manera ruin como se condujo la orden, cuyo verdadero objetivo fue “sembrarle” dos fusiles y una granada al detenido.

Hay que ser bien ingenuo para creer que una persona tan cercana a Guaidó y quien además es fundador de la Cátedra de Derechos Humanos en la Universidad Santa María, iba a cometer la torpeza de tener guardado en su vivienda tal tipo de armamento con el propósito de enfrentar a las Fuerza Armada Nacional Bolivariana o derrocar a Maduro.

Lo anterior, sin embargo, no fue impedimento para que Néstor Reverol, mandamás de la revolución, le echara más leña podrida al fuego señalando que, aparte de armas de guerra, a Marrero se le incautaron “numerosas” divisas en efectivo. Como abogado tengo que resaltar que no hay ley en el país que prohíba la tenencia de divisas en efectivo o que establezca el límite máximo de ellas que pueda atesorar cualquier ciudadano en su habitación.

Es posible que la medida no sea más que un pote de humo lanzado por el régimen para desviar la atención sobre asuntos que desnudan la condición aberrante de la revolución. Nos referimos a las recientes declaraciones sobre Venezuela de la señora Michelle Bachelet, Alta Comisionada de los Derechos Humanos en Naciones Unidas, en las que soltó estas perlas negras:

“Estoy sumamente preocupada por la magnitud y la gravedad de la repercusión de la crisis actual sobre los derechos humanos, que constituye además un inquietante factor de desestabilización regional”.

“Las autoridades se han negado a reconocer las dimensiones y la gravedad de la crisis en materia de cuidados médicos, alimentación y servicios básicos, por lo que las medidas que han adoptado no han sido suficientes”.

“Según una encuesta reciente, más de un millón de niños han dejado de asistir a la escuela, la mayoría porque sus padres no pueden proporcionarles el desayuno, porque los programas de almuerzo escolar han colapsado, por la escasez de transporte público a precios asequibles, o por la falta de docentes y personal escolar, muchos de los cuales han abandonado el país”.

“Asimismo, me preocupa profundamente la reducción del espacio democrático, en particular la continua criminalización de la protesta y la disidencia pacíficas. En el contexto del auge de las protestas antigubernamentales ocurridas en todo el país en los dos primeros meses de este año, mi Oficina documentó numerosas violaciones y abusos de derechos humanos perpetrados por las fuerzas de seguridad y los colectivos armados progubernamentales, incluyendo el uso excesivo de la fuerza, asesinatos, detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos en condiciones de detención, así como actos de amenaza e intimidación”.

Por su lado, Estados Unidos fue contundente, claro y conciso al referirse a la acción perpetrada contra Marrero: “Habrá consecuencias”.

Todo lo anterior pone de manifiesto que al heredero de Hugo Chávez se le enmarañó una vez más el papagayo.

@EddyReyesT


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