Hola, soy Roberto Emmanuel.

Llego hoy al mundo en un lugar, en un país en el que lastimosamente se encuentra instaurada una voraz tiranía, una dictadura que le ha pretendido robar, y en algunos casos en efecto lo ha hecho, a niños como yo la posibilidad de nacer, crecer y desarrollarse en libertad y democracia.

Son muy graves las situaciones que hemos estado enfrentando y las que me tocará enfrentar, pero sé que saldremos todos adelante con la ayuda y el apoyo de mis papás, mis abuelos, Magaly, Bertha, Noris y Pedro, y desde el cielo mi abuelo chino, mi bisabuelo Inocente, mis tíos y padrinos, Geraldine, Juan Carlos, Jesús, Pedro, Ramón y Adriana, la tía Charmaine, mis primos Ariella, Daniela, Aitana, Ayla y Matías, toda mi familia, los amigos de mis padres que han pasado a ser hermanos de vida, así como todos los grandes amigos que son muchísimos y los iré conociendo.

No quiero mencionar hoy, el día de mi llegada al mundo, los penosos detalles sobre niños venezolanos, como que no pueden conseguir alimentos y medicinas, que nuestro derecho de crecer y jugar libremente se ha visto limitado por inimaginables índices de criminalidad, que nuestra educación se encuentra envilecida por ideologías más que retrógradas, criminales, que no podré compartir directamente y con la frecuencia que me gustaría y a la que tengo derecho como niño con mis primitos y amiguitos hijos de los amigos de mis padres, porque se vieron forzados a salir del país ante su absoluta destrucción social.

¿Pero saben qué? A pesar de todo eso, estoy muy feliz de haber nacido en Venezuela, y además de eso, en Caracas, cuna de muchos niños que como yo hemos tenido la gracia de nacer en esta tierra y que habiéndose recibido del mundo en momentos de dificultades las ideas y sentimientos de libertad, estos sirvieron para crear la personalidad necesaria para no caer en las tentaciones del mal al que nos invitan las ideologías perversas y, por el contrario, podré desarrollarme y ser hombre de bien que ayude a los suyos a vencer las adversidades.

Nazco venezolano y caraqueño este mes de abril de 2018, lo que ya es un reto y una bendición, ser venezolano y caraqueño va más allá de una nacionalidad y un gentilicio, trasciende espacios geográficos y otras nacionalidades, es nacer con la semilla de la libertad aunque se haga en un ambiente hostil como lo es el de la tiranía, pero que como toda impostura ha de ceder ante la civilidad, la razón y la virtud.

Roberto, por mi padre y mi abuelo que me ha protegido, me cuida y me cuidará desde el cielo, quien nació en Caracas en los primeros experimentos de democracia, su niñez en dictadura, juventud y adultez en libertad, y sus últimos días en la tiranía que hoy se mantiene todavía; mi papá, nacido y educado en libertad, hoy tiene que vivir en la misma tiranía en la que hoy nazco yo.

Me corresponde en estos tiempos nacer y luchar para vivir nuevamente en libertad y así lo asumo, más que por mi abuelo y mi papá, por todos los niños que se han visto desprovistos de su derecho a ser felices, a su salud, a su alimentación, a su familia, a su niñez.

Sé y asumo que no será fácil, nada en la vida lo es ni lo será, en cualquier tiempo o espacio en el que nos encontremos, esa es una lucha que se hace día a día, jugando y siendo libre, disfrutando las maravillas de la vida, los paisajes, los amaneceres, la música, una buena conversación, la compañía de buenas amistades; viajando, estudiando, entendiendo como niño y luego comprendiendo las cosas más complejas a medida que vaya creciendo, cuando sea, donde sea y como sea, siendo siempre una buena persona, un buen ciudadano y con buena actitud, siendo único y auténtico, sin aceptar imposiciones ni imposturas, nunca dejando de pelear por lo que es justo, convencido de que el esfuerzo, el estudio y la preparación siempre tienen recompensa más allá del reconocimiento de otras personas sino principalmente en el crecimiento espiritual personal, ayudando en mi casa, en mi calle, en mi ciudad, en mi país y en todo el mundo, ayudando a mi familia a mis amigos y a toda la gente; enfrentando las injusticias aunque deba renunciar a falsas comodidades que favorecen la maldad y el engaño.

Papi, mami, abuelos, tíos, primos y amigos todos, estoy feliz de conocerlos trabajemos juntos para lograr la libertad que todos los niños como yo, toda Venezuela y el mundo merecemos.

Los amo.

REHV.


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