Sí señores, ese motor trabaja incansablemente, sin descanso ni recalentamientos. Para la mayor satisfacción de sus usuarios, no requiere de repuestos –pues nadie los fabrica– ni de combustibles físicos. Tampoco produce efectos contaminantes.

Los seres humanos somos, algo así, como un haz de preocupaciones, de angustias, de dudas, de problemas y, también, de ilusiones y emociones. Nos asemejamos, quizás, a un baúl receptor de cuantas inquietudes atormentan nuestra vida. Eso no es nada negativo, pues junto a los problemas y las angustias que suelen deprimirnos están, a su lado, las ilusiones y las emociones positivas que nos levantan la vida y, al calor de ellas, obtenemos luces para hallar las adecuadas soluciones a los problemas y necesidades que a diario confrontamos.

Bien sabemos que el hombre carece de la perfección y de la infalibilidad, tampoco es un dechado de virtudes, aunque las posee en abundancia y,con ellas, dispone también de destrezas, habilidades y talento; estas constituyen sus fortalezas. Pero, como ser imperfecto, no está exento de reversos,como lo son las debilidades y flaquezas humanas que,si no exceden en notoriedad, no deterioran marcadamente la imagen de la persona

Ante las innumerables inquietudes que acompañan nuestra existencia, el hombre se formula propósitos, se traza metas en su afán de satisfacerlas. En algunas halla fáciles soluciones, otras le resultan difíciles, casi de imposible solución. Esto le brinda la oportunidad de apelar a su capacidad intelectual, a su fuerza de voluntad y a la perseverancia, dones de que está dotado para no desfallecer y menos para sentirse derrotado. Pues, bien sabemos que después de una caída es necesario levantarse, tomar el bastón y reemprender el camino. Son aprendizajes y útiles enseñanzas para la vida.

 A tenor de estas notas consideramos, justamente, que no le fue fácil al hombre hacer la ciencia e inventar la tecnología, como tampoco crear el arte, hacer inventos y descubrimientos y, menos fácil aún para los teólogos escribir los 73 libros de la Biblia, que les llevó tantos siglos de esmerados estudios y reflexiones.

El hombre (este vocablo no excluye a la mujer, es el ser humano sin distingos de sexo) es el ser más importante que existe sobre la Tierra por cuanto es el único que está dotado de una excepcional capacidad intelectual. Gracias a esa extraordinaria facultad, su misión en el mundo es trascendental. Pues ha creado la civilización, es el autor de los credos políticos y religiosos, así como actor y autor de la historia.

Nos preguntamos: ¿qué llevó al hombre a hacer la ciencia, la filosofía, los  inventos, las tecnologías y todo cuanto constituye la civilización? Respuesta: fue inspirado y guiado por el misterioso aparato psíquico-intelectual del que todos los seres humanos tenemos el privilegio de poseer.Es el motor que no descansa.

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