Un dato que si se entiende en toda su extensión y profundidad podrá explicar en parte la situación de tragedia que padecemos: para finales de diciembre de 2017,  por ejemplo,  el tipo de cambio oficial en Colombia era de 2.984 pesos por dólar, mientras que en Venezuela el protegido o de “privilegio” llamado Dipro tenía un valor aproximado de 10 bolívares por dólar. Esto quiere decir que todas aquellas personas que tenían acceso al mismo potencialmente podían obtener un aproximado de 294,4 pesos por un bolívar. Pregunta: ¿usted se percata de las consecuencias o desviaciones generadas por esta distorsión? Al responderla se logra comprender en parte la génesis de un proceso perverso de especulación en el dólar del mercado negro, pero promoviendo la devaluación constante en la relación bolívar-peso y la  subida  continua en el precio de los bienes y servicios.

En efecto, es verdad que existe un juego perverso a favor de la inflación y la devaluación. De manera deliberada se manipula con el dinero en efectivo que ha estado «secuestrado», y se potencia en función del sistema de precios diferenciados de los productos y el tipo de cambio. Por consiguiente, con el anterior tipo de cambio de privilegio de 10 bolívares por dólar (que se mantuvo por un largo período) se generaron megaextraordinarias ganancias para ciertos grupos de estructuras monopólicas, pertenecientes tanto a sectores privados y públicos (nacionales e internacionales).

Pero sin ninguna duda al respecto, la orientación de la economía política implementada por el gobierno nacional ha sido la causante de todas las distorsiones y desviaciones que padecemos: culpable de todo. Sin embargo, principalmente en la economía de la frontera colombo-venezolana han coincidido e interactuado todos los agentes y los factores detonantes que han fracturado fuertemente la economía real y monetaria, y por tanto desequilibrado el flujo circular de la producción, el trabajo y riqueza de Venezuela.

Comentarios en relación con las medidas económicas anunciadas el 17-08-2018:

I) “Independientemente de todo, creo en primer lugar que hay que analizar todas las medidas, pero no de manera aislada. Me explico: cuando una variable económica se mueve, las otras que están correlacionadas también se mueven, tales como el PIB, tasas de interés, nuevo esquema de precios, desempleo, etc. El sinnúmero de información no ayuda y pienso que hay que verlo desde muchas perspectivas, incluso la política. Además, la aplicación de las medidas tiene que ser gradual e ir ajustando todo. Los únicos que están preparados y solo electrónicamente son los bancos. Más nada. Y otro es el aspecto legal”. (Paz, M. 19-08-2018).

II) “Coincido en que muchas de las medidas debían hacerse, ahora hay otras que no han explicado la forma de llevarlas a cabo. Reducir el déficit fiscal es necesario, pero a la par aumentar el salario siendo el gobierno uno de los mayores empleadores es contradictorio. Aumentar la subasta de dólares es necesario, pero en un momento en el que la producción de petróleo es muy baja y por tanto el ingreso de divisas, así como las reservas internacionales, también es contradictorio. Aumentar el precio de la gasolina es necesario porque la perdida  entre el costo de producción y comercialización es grande, pero dar un subsidio directo es una medida contradictoria. Ahí es cuando pienso que apoyar las medidas es lógico en parte y apoyar el paro es lógico en parte. Porque el conjunto de medidas en su totalidad tiene deficiencias… La economía está dolarizada en cuanto a los costos de los productos, y ahora lo que se hizo fue dolarizar los sueldos. En sí fue lo que se hizo, dolarizar todo el sistema económico” ”. (González, F. 20-08-2018).

III) “¿El gobierno tiene recursos para compensar esos aumentos que aprobó?. (Hernández, E. 20-08-2018).

IV) Por una parte el gobierno siempre ha tenido el monopolio de los dólares y el dinero en efectivo. Por ahí tiene una gran fortaleza que ha aprovechado, con la cual en la actualidad le permitirá absorber los subsidios propuestos, y en particular poder realizar efectivamente los aumentos salariales en función de medio petro o su equivalente en 1.800 bolívares soberanos  o 180.000.000 bolívares fuertes. Podría afirmarse entonces que dinero tiene en abundancia para subsidiar el precio de la gasolina y sustentar la nueva estructura salarial de los trabajadores venezolanos.

V) Además, en las primeras de cambio se observan algunas actitudes paradójicas y contradictorias:

i) Los empresarios y comerciantes en general ajustan sus precios al dólar “negro”: en la actualidad prácticamente a diario; pero reaccionan de inmediato si los salarios se indexan o intentan ajustarse a los niveles de inflación.

ii) Se ha logrado la estructura salarial indexada; pero ahora pareciera que la protesta se fundamenta en hacer protestas y paros para que no le quiten el negocio a los bachaqueros y carteles monopólicos de los productos, al igual que a la moneda nacional y extranjera.

iii) Se amenaza con un paro indefinido porque, aunque con retardo, el Ejecutivo nacional por fin aplica medidas económicas sensatas, coherentes y pragmáticas que siempre fueron exigidas que se hicieran.

vi) Hasta hace poco los gremios y sindicatos en su mayoría presionaban con protestas y paros para lograr un aumento salarial digno y significativo, sin demandar abierta e insistentemente el acomodo de los desequilibrios macroeconómicos como la megahiperinflacion. Mientras que ahora pareciera que el aumento salarial no importa, y casi en la totalidad se han convertido en expertos económicos y analistas macro y microeconómicos (tan igual como el año pasado lo eran en derecho constitucional). Llama la atención en todo el agravamiento de la “emergencia compleja humanitaria” y que el gobierno nacional no hacía nada para neutralizar y revertir tal padecimiento. En general nadie con civismo, fuerza y contundencia planteaba realizar un paro nacional, ahora pareciera que es la tendencia, pero sin que nadie de estos actores, como siempre ha sido, tampoco presenten alternativas económicas de solución.

vii) En lo político las medidas económicas tienen al menos dos grandes adversidades. Una de ellas es que los venezolanos en general no creen ni le tienen confianza al gobierno nacional. Otra, que existen grupos que salen favorecidos si estas medidas fracasan…

viii) Actuando como espada de Damocles, en términos comparativos entre Venezuela y Colombia existen al menos tres factores claves que sostienen el juego perverso de la inflación y la devaluación: el sistema de precios, el nivel de inflación y el caudal de reservas internacionales. Por ello, es lamentable que el Ejecutivo nacional haya decidido reorientar su economía política con tanto retraso, cuando el daño es muy grave no solo en la estructura económica como tal sino también en la plataforma moral, ética, psicológica, emotiva y espiritual de los venezolanos.

ix) A menos que se tenga una alternativa o fórmula mágica para neutralizar y revertir los daños nefastos que ha generado esta “emergencia compleja humanitaria” como consecuencia de la trágica “economía del regalo, del privilegio y la complicidad”, este gobierno o cualquier otro estaría obligado a implementar de inmediato un plan riguroso e integral de medidas económicas.

x) Aunque resulte irónico, cuanto más se tarde su aplicación (medidas económicas) esta se hará pero sin “anestesia”. Si se logra neutralizar el juego macabro que se tiene con la inflación y la devaluación estaríamos en puertas de iniciar la estabilización económica. Pero hay que luchar en contra de los intereses mezquinos de aquellas personas que apuestan a la subida del peso colombiano y el dólar norteamericano, y por consiguiente en la inflación como medio de vida lucrativa a costa de la miseria de la mayoría de los venezolanos; por tanto, no aceptarán ni permitirán que estas medidas efectivamente se apliquen y logren su propósito…

Comentario final

Mantener la calma y la fe en nuestro Dios omnipotente, omnisciente y omnipresente. Las decisiones en relación con la reorientación de la “economía política” debían tomarse incluso desde hace mucho tiempo por quien sea que estuviera frente al gobierno o gobernando. Siempre sostuvimos que era muy importante transferir poder adquisitivo a los trabajadores mientras se pudieran ejecutar medidas económicas sensatas, coherentes e integrales. A excepción de fijar o anclar el bolívar al petro, sobre la cual mantenemos nuestras reservas al respecto, todo el conjunto de medidas son urgentes y necesarias, pero también se espera que el efectivo circule a plenitud, que todos colaboremos para disminuir los niveles de desconfianza e incertidumbre, y que en definitiva se reinicie una apertura a favor de reactivar las universidades y el aparato productivo nacional.

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