Es de suma importancia abordar un tema como es el de «La Magia». Si miramos un tiempo atrás, nos percatamos de que este vocablo ya era usado para determinar a las personas que se dedicaban al «estudio de las ciencias», incomprendidas en su tiempo por las diferentes corrientes de creyentes místicas.

Los resultados de sus estudios e investigaciones chocaban con los principios de esos tiempos. Las personas «Iniciadas» que se dedicaban a la «Alquimia», buscaban esa tan codiciada «piedra filosofal», que los seres humanos del momento no lo comprendieron, pues realmente creían que buscaban convertir cualquier metal vulgar en oro. Todo esto era simplemente «la construcción del templo interior del ser, y la transformación de los metales en oro era simplemente ir en busca de la Luz». El ser humano en su ignorancia le da un calificativo de «Mágico» a todo lo que se refiere a que está fuera de lo normal. Entre estos campos se encuentran los «brujos”, los «ocultistas», etc. Todo esto es una deformación degenerativa del concepto tradicional y también, sobre todo, cuando se le aplica este término a ritos de índole seudo-tradicional. Antiguamente el Iniciado, para expresar las Revelaciones Divinas, utilizaba como forma sagrada de transmitirlo «La Poesía», cuando la Poesía era auténticamente una revelación del alma.

La Poesía es sutil, no humano, y le envuelve un aspecto mágico, pues produce movimientos en el espíritu, produce efecto en un orden más elevado, pero también hay escritos no intuitivos, escritos «profanos» que solo producen efectos psicológicos cuando su expresión es de ideas y sentimientos, y no tiene que ver con la «magia». El carácter fenoménico que tiene «La Magia» es el que atrae a los occidentales, porque satisface sus intereses experimentalistas. Los efectos psicológicos que produce hacen enaltecer a quien lo practica. «La Magia» es considerada una «Ciencia», aunque en su sentido etimológico es una «Ciencia Física», por los fenómenos que produce. Pero si analizamos «La Magia» desde otro punto de vista, es una «Ciencia», pero «alquímica», que produce esos cambios en nuestro ser. Esas fuerzas que intervienen pertenecen al «Orden Sutil» y no al orden corporal o físico. Según lo anterior, «La Magia» es una «Ciencia Tradicional». También es importante precisar que los «Ritos Mágicos» no tienen nada que ver con los «Ritos Religiosos» y mucho menos con los «ritos iniciáticos».

Toda acción realizada con base en conocimientos tradicionales es una acción ritual. Es importante destacar que puede haber tres tipos de «Ritos”:1.- Rito Mágico (espurio). 2.- Rito Religioso (místico). 3.- Rito Iniciático (tradicional). Los dos últimos son los únicos tradicionales en su origen, pero no obstante lo tradicional de «La Magia», es considerada de orden inferior por su debilidad en su fondo.

La degeneración de «La Magia» le hace mucho daño a civilizaciones antiguas con su introducción, algo parecido le está sucediendo a la sociedad moderna con su ciencia profana. «La Ceremonia » es una degeneración de «La Magia» que llega incluso a llamarse «Magia Ceremonial», la cual está designada al «Orden Psicológico», lo que impresiona.

«Los ocultistas», especialistas en esa magia ceremonial, estarán lejos de admitir que lo que practican es lo más espurio de «La Magia”, se ocupan más de su aspecto exterior, no tienen tradición. Como podemos ver, la diferencia entre la brujería, el ocultismo y lo iniciático tradicional es como del blanco al negro. El ocultista se ocupa más de su aspecto exterior, lo que más impresiona, y esto es lo que más justifica el nombre de «Magia Ceremonial». El ocultista se autosugestiona, es de efecto psicológico. Confunde al observador y confunde El Rito con Ceremonia.

Obreros de Hiram Abif


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