Quiero comenzar este año desde la perspectiva que me entregó una frase publicada por el editor Miguel Henrique Otero. Original de Elbert Hubbard y reeditada por Daniel Rabinovich (Les Luthiers). “No tomes tan en serio la vida, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella”.

Entre las bondades que caracterizan a los venezolanos, podríamos citar entre tantas: su eterna sonrisa, su fácil y ágil respuesta con humor ante las adversidades y tragedias, como también el siempre revertir o tergiversar las palabras para hacer un chiste, una anécdota, o simplemente una broma ante cualquier situación.

Los pequeños poemas de Andrés Eloy Blanco, redactados en “papelitos” que circulaban de mano en mano en plena Asamblea Nacional Constituyente en 1945, son ejemplo de ello. También libros como Humor y amor, de Aquiles Nazoa o  Las Celestiales, de Miguel Otero Silva. Clásicos como las caricaturas de Zapata y Rayma. Los impecables artículos de José Ignacio Cabrujas, Claudio Nazoa o Laureano Márquez forman parte de la esencia de quienes pudieron expresar su visión “satírica”,  luego de la caída de Medina Angarita.

¡Así somos los venezolanos! Quizás por esa facilidad por la cual somos felices y hasta inocentes, Dios nos sembró todas las riquezas naturales en nuestra geografía. Quizás el Todopoderoso –como expresa la Biblia en el libro de Samuel– solo ve en nuestros corazones. Bueno, en fin.

Entre tantas experiencias que he vivido desde niño, recuerdo muchísimas anécdotas. Como esa broma que hacía con mis amigos, cuando le preguntamos a la abuelita ¿cómo sigue de sus males? «Bien, mijo» – respondía – . «Me duele el cuerpo, pero. ¡Nada más cuando respiro!»

O cuando nos despedíamos de ella al salir en una noche de fiesta. Y ella nerviosa exclamaba: «¡Tengan cuidado poray, que se está muriendo gente que antes no se moría!»

No les extrañará, mis desocupados lectores, que, – con antecedentes tan simpáticos – les entregue en este año nuevo un buen regalo de Día de Reyes.

-¡Profe! ¿le puedo hacer una pregunta?

– Sí, claro

– ¿Cómo se llaman los Reyes Magos?

– Si no me equivoco. Baltazar, Melchor y Gaspar.  ¿Por qué esa pregunta?

– Naw, profesor, usted es un “boyescou” (boy scout).  –

-No entiendo- respondí

– Ya no existen los Reyes Magos. Ahora solo vienen los Reyes Vagos. ¡Tienen nombres similares, profe!… Pero no son los mismos. Se llaman A Gasapar.  – Y no tiene incienso. Solo humo, pal camuflaje. Ba asaltar… Y usted imagínese a que viene un negro con birras. Y Malhechor. Que busca oro, porque ya no le queda.

Vendo una infancia feliz. Acepto trompos, metras y chapitas

@CarluchoOJEDA


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