Del reciente encuentro sostenido en el IESA sobre la recuperación de la industria petrolera venezolana sobresale una conclusión: nuestro principal recurso no es el petróleo, sino el talento, el trabajo y la confianza. Así quedó claro por el tono mismo y el carácter de las exposiciones como por el buen clima de la audiencia y ese aire nuevo recogido en los mensajes, incluido el del presidente Juan Guaidó.

La recuperación del país en cada uno de los campos es para todos una aspiración. Los expositores en este foro, sin embargo, optaron por presentarla más como una tarea posible y necesaria, como algo que hay que hacer y para cuya realización el país cuenta con talento. Desde esta posición realista las presentaciones tuvieron menos el tono de la planificación y más la precisión de una hoja de trabajo, fruto del estudio de la situación pero también de la formación y experiencia de los grupos humanos capaces de llevarla a cabo.

El cuadro presentado no podía ser más completo: de la exploración a la producción, de la refinación a la comercialización, del gas a la petroquímica. También de las necesidades de inversión a la creación de condiciones para la atracción de capitales, de la solución del complejo problema de los pasivos a la creación de confianza, de los ajustes en materia legal a los indispensables sacrificios de tipo fiscal. Y también del mercado, del futuro de los hidrocarburos en el mediano y largo plazo, del peso y papel de las nuevas fuentes de energía, del avance tecnológico y sus consecuencias, de la conciencia mundial sobre la preservación del ambiente y su efecto en el consumo energético.

Resulta alentador constatar el tono de sensatez, de seguridad, de ausencia de arrogancia o grandilocuencia en las exposiciones, avaladas por la experiencia y enriquecidas por ese plus de credibilidad que viene del dominio del tema y del manejo del detalle. Es la constatación de que para la tarea de de la recuperación contamos con gente con formación sobre el terreno, con experiencia y calidad sobre lo que hay que hacer.

Y reconforta aún más saber la confluencia de gente joven, acreditada ya por su dominio del negocio, con la disposición y la voluntad de profesionales con más experiencia, de veteranos capaces de aportar la pericia adquirida dentro de Venezuela y muchos también en el ámbito petrolero internacional. Unos y otros son parte de esa Pdvsa con capacidad realizadora con la que el país quiere y puede contar.

La recuperación de la industria petrolera será posible y será más rápida en la medida en que se pueda contar con los mejores. Así se ha entendido desde quienes proponen el Plan País. Así lo ha entendido Juan Guaidó, que llega bien acompañado y trae entre sus convicciones la necesidad de repensar la relación entre petróleo, Estado y sociedad, de transformar el recurso natural en riqueza y en conocimiento, de revertir la dependencia del petróleo en creación de oportunidades, de convertir Pdvsa en espacio de reencuentro de la sociedad venezolana. Así se infiere de sus palabras: “Tenemos un plan, pero especialmente tenemos talento venezolano para ejecutarlo. La energía más importante que hemos descubierto es el talento, que ahora exportamos. Es hora de devolverle al ciudadano venezolano sus oportunidades y su capacidad de decisión.

El país no ha dejado de pensar el tema petróleo. Así observa Eddie Ramírez en un reciente artículo, en el que menciona los aportes de varios expertos de organizaciones como Coener, Grupo Orinoco, Cedice Libertad, Aviem, Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo, Gente del Petróleo, Unapetrol. Habría que añadir muchos más, una larga lista de venezolanos que, dentro y fuera del país, siguen ocupándose del tema con autoridad y a los cuales es necesario escuchar.

El gran recurso de Venezuela no es petróleo sino la suma de talento, confianza y trabajo. Hoy como nunca se justifica repetirlo e interiorizarlo. La recuperación del país solo puede hacerse desde esta convicción.

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