Hay quien no cree en milagros, pero después de esta semana le aseguro que más de un venezolano está convencido que existen. El mayor logro durante la visita de la alta comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, a Venezuela fue que un régimen tiránico y criminal fingiera por unas horas ser un gobierno establecido y respetuoso de los derechos humanos y eso, eso sin duda es un milagro.

La puesta en escena comenzó en la Casa Amarilla, casa que lo único que les faltó fue pintar de rosado para que aquel show fuese más digno que Disney. Cada esbirro de la dictadura con sus mejores pintas decididos a darle la mejor impresión a la alta comisionada. Dejaron sus disfraces militares en el closet bien guardados, no era tiempo de utilizarlos, pues ellos los usan cuando amenazan y ordenan reprimir en cadena nacional y ese no era el momento. Quién lo diría, hasta a Nestor Reverol le pusieron un flux apretado, quizás fue una decisión de última hora y no le dio tiempo de comprar uno de etiqueta, como los que usa quien se hace llamar fiscal general. 

La otra reunión que fue digna de una puesta en escena hollywoodense fue esa que sostuvo Bachelet con el expresidiario Maikel Moreno, este último le obsequio un libro, no sabemos si fue una Constitución para que Bachelet sepa todos los artículos que incumple la dictadura venezolana o fue un libro resumen con las más de 97 sentencias que ha fabricado el TSJ de Nicolás Maduro contra la legítima Asamblea Nacional. Tal vez Moreno le comentó a Bachelet que tras andar conspirando para ser presidente le tocó demostrar que es más madurista que Maduro y le levantó, de manera inconstitucional, la inmunidad parlamentaria a 23 diputados opositores. 

Otro milagro de la semana fue ver al siempre detestable Diosdado Cabello en traje de engaño y sin lanzar odio como lo hace cada semana en su bodrio televisivo, sentado como el propio cordero al lado de Bachelet. Demostró tanta “amplitud” que hasta se reunió en la Casa Amarilla en lugar de la AN. Durante esas horas quedaron atrás los asaltos al Parlamento, el secuestro de diputados y el maltrato a periodistas que deben saltar rejas y bayonetas para hacer su trabajo.

En Miraflores por su parte la escena era calcada de Buckingham. Todo aquel protocolo, hasta Cilia hizo rol de primera dama y no de “primera combatiente” como generalmente la llaman. Lo más sorprendente, sin duda: Nicolás Maduro se paró temprano. Si Bachelet fuese una marciana recién llegada a la Tierra quizás se habría creído todo aquel aparataje encartonado y hediondo a pintura fresca. La alta comisionada se fue de Venezuela confirmando lo que el mundo sabe: Venezuela vive una crisis humanitaria sin precedentes y los venezolanos son oprimidos, encarcelados, torturados y asesinados por una dictadura criminal. Pero como dos cosas no se pueden ocultar: la tos y las mentiras, cuando salga lo que debe salir en el informe de la alta comisionada los veremos quitándose la piel de ovejas y mostrándose tal cual como son. Por el momento, toca seguir rezando, no para que Bachelet siga haciendo milagros, sino para su informe diga la verdad de Venezuela.

@BrianFincheltub


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