La necesidad de articulación de los diferentes sectores del país para enfrentar la crisis sistémica que estamos viviendo y generar condiciones reales de transformación se hace cada día más evidente y necesaria para todos los venezolanos. Sin una solución articulada no será posible abordar la magnitud y complejidad de la crisis, ni producir un nuevo contexto de democracia y desarrollo socioeconómico para Venezuela.

Diferentes organizaciones en lo social, económico y político estamos trabajando en ello. En los últimos meses hemos visto cómo gremios variados, sindicales, de la industria, de la construcción, médicos, de derechos humanos, así como universidades y especialistas en temas económicos, petroleros y sociales han dado a conocer a la opinión pública planes de reconstrucción y transición, visibilizando propuestas y buscando consensos con el resto de la sociedad.

De igual forma, se vienen produciendo encuentros espontáneos de la sociedad civil para discutir los problemas y realidades del país, en asambleas y foros, buscando puntos en común y alineando distintas visiones existentes.

Sin duda, una de las expresiones de búsqueda de articulación de mayor importancia en este sentido ha sido la del Congreso Venezuela Libre, del Frente Amplio. Un evento que ha buscado el establecimiento de una “unidad superior” de fuerzas nacionales, en la que participamos junto a representantes de gremios, grupos, instituciones civiles y partidos políticos.

El congreso concluye una etapa de encuentros a escala nacional, en los que se recogieron las diversas propuestas para conformar una visión compartida de país y una propuesta concertada para las bases de acciones políticas de cambio.

Esta etapa ha sido exitosa en la medida en que ha logrado la participación de diversos sectores, el encuentro de sociedad civil y agrupaciones políticas y la activación de los partidos. Su validación, como propuesta significativa para el cambio real, dependerá de la capacidad para convertirse en una plataforma para la gente que pueda involucrar, de forma activa y organizada, al país diverso que rechaza al régimen dictatorial.

Sobre esto fueron significativas las palabras del padre Luis Ugalde, al recuperar la imagen del samán, que resiste y sobrevive a la sequía gracias a sus raíces que encuentran agua en la profundidad de la tierra. Una imagen que nos habla de nuestras raíces democráticas que, a pesar de la actual tragedia y dificultad, aún continúan vivas en la inmensa mayoría de los venezolanos, y a las que debemos acudir para buscar salidas a la situación opresiva, de hambre, empobrecimiento y violencia que estamos viviendo.

Raíces que están presentes en estos encuentros, en las protestas que a diario se producen en todo el país, en la lucha de jóvenes como los de la Universidad de Carabobo, que enfrentan el poder de un gobierno opresivo de instituciones secuestradas. Raíces que están presentes en los esfuerzos de organizaciones sociales, en el trabajo de líderes comunitarios y vecinos, que se manifiestan en iniciativas conjuntas, en asambleas locales, en redes de apoyo y en acciones solidarias.

La actual dictadura tiene un costo social y económico intolerable para Venezuela. A los venezolanos se nos exige transformar la realidad para nuestra supervivencia y desarrollo. Al respecto, iniciativas como las del Congreso Venezuela Libre representan una señal de esperanza.

Articular un movimiento democrático –inclusivo, diverso y organizado– de transformación política, lograr una verdadera plataforma de cambio para la gente, es uno de los grandes retos y necesidades del país. Todos debemos contribuir, con propuestas constructivas, desde nuestros ámbitos, visiones y capacidades particulares, desde nuestras raíces compartidas, para ello.

robertopatino.com


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