Según lo reporta la página del «Minpopo» para la Comunicación e Información, con fecha lunes 3 de septiembre de 2018 y luego de 19 años continuos de destrucción del ahorro de los trabajadores venezolanos, el presidente Nicolás Maduro inició un peculiar Plan de Ahorro. En esta oportunidad el subyacente no es petróleo virtual, sino oro virtual.

Llamando al ahorro en tal instrumento, Nicolás Maduro dijo: “Les hago un llamado a todas las cajas de ahorro, a los trabajadores, a las trabajadoras, a los pensionados, a las amas de casa del país, no se queden atrás”.

Ya no nos queda duda: el gobierno va tras el dinero de las cajas de ahorro. Esta es la forma como planifica financiar “el diferencial” de las nóminas de las pymes y el comercio por 3 meses. Visto así, ese dinero de las cajas de ahorro no tendrá retorno.

Tal y como escribí aquí mismo en El Nacional el pasado 2 de marzo de 2018, las estadísticas oficiales indican que para el año 2016 el patrimonio de las cajas y fondos de ahorro, es decir, el aporte de los socios, las reservas y el superávit, alcanzó la cifra de 722.000 bolívares soberanos. Mi cálculo (hecho en marzo de 2018) para el año 2017, fue que el patrimonio de estas cajas y fondos de ahorro ya alcanzó la cifra de 1,2 millones de bolívares soberanos.

Consideremos que todavía existe alguna caja de ahorros y obviemos que hay una «regla de oro» que dice que en hiperinflación no hay que ahorrar los bolívares sino convertirlos en moneda dura o gastarlos lo más rápido posible. Supongamos que damos por bueno el certificado de ahorro en bolívares. ¿Cuáles son las condiciones que deben cumplirse para que rinda «algo» en términos reales?

La respuesta es que el rendimiento nominal alcanzado en bolívares soberanos, en el período de tenencia del certificado, debe ser mayor que la inflación verificada en el mismo período de tenencia.

Coloquemos algunas cifras para hacer evidente la afirmación. Nuestra caja de ahorros compra hoy cualquiera de las 2 versiones del certificado con el precio del oro en 1.192 dólares/onza y la tasa Dicom en 61 bolívares soberanos/dólar y mantiene el certificado por un año.

Supongamos que liquida el certificado en septiembre de 2019, que la tasa Dicom para esa fecha se duplica, es decir, alcanza el valor de 122 bolívares soberanos/dólar y que el precio del oro vuelve a alcanzar su valor máximo en los últimos 45 años que fue de 1.814 dólares/onza. Entonces el rendimiento nominal del certificado sería de 204% en un año. Conclusión: ¡un formidable rendimiento en bolívares soberanos!

Ahora es el momento de que aparezca la inflación, o mejor dicho, la hiperinflación.

Si asumimos de manera ultraoptimista que dentro de 1 año la hiperinflación será la misma que tuvimos el pasado mes de julio o 56.543% (cincuenta y seis mil quinientos cuarenta y tres por ciento), medida con la canasta básica familiar que publica mensualmente el Cendas, entonces el anterior rendimiento nominal de 204% se transforma en un rendimiento real de -99% (menos noventa y nueve por ciento). ¿Luce ahora formidable?

Si en lugar de ser la caja de ahorro la que invierte en los certificados son los socios que se apalancan con un préstamo de la caja para comprarlos, la situación es peor para la caja de ahorros, pues esta recibirá una tasa de interés que será muchísimo menor que la tasa que reciben los asociados tenedores de los certificados.

Así, la hiperinflación de Nicolás Maduro –y del fracasado Banco Central de Venezuela– ha colocado a las cajas y fondos de ahorro en un dilema: si “invierten” ellas mismas en lugar de prestar, pierden. Y si les prestan a los socios para que estos inviertan en los certificados, pues, pierden todavía más.

Un tema conexo sobre el que no me extenderé por razones de espacio es que el diseño y la propuesta de este certificado, en la circunstancia hiperinflacionaria actual, ignora totalmente el así denominado «descuento hiperbólico», una de las piedras angulares de la economía conductual. El descuento hiperbólico es la tendencia humana a elegir recompensas más pequeñas e inmediatas frente a otras mayores y alejadas en el tiempo, sobre todo un tiempo que hoy es definitivamente más incierto, riesgoso y peligroso aquí en nuestra destruida Venezuela.

Bájense de la nube de los subyacentes virtuales y recuerden la regla del verdadero oro: en hiperinflación «no paga» tener ni ahorros ni cajas de ahorros en bolívares. Una mejor decisión es liquidarlas, lo cual es una atribución de su asamblea de asociados, y encontrar modos más creativos de materializar la cooperación.

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