Es una necesidad explicarle un vez más a la élite económica, política y militar venezolana que la crisis es de naturaleza estructural, que no tiene solución coyuntural, que “los pañitos de agua tibia”, “las trampitas”, “los acuerdos dolarizados” no van para el baile, porque son de muy corto aliento.
Nicolás, tu permanencia en la dirección del Estado no solo carece de la legalidad formal creada por su imposición, apoyada en el poder de las armas y del dinero que administra el Estado.
Ahora, tanto en el presente como en el futuro inmediato, el deterioro se ha profundizado, porque las condiciones apropiadas para la vida humana están despedazadas, razones más que suficientes para que usted y su equipo sean sustituidos en la dirección del estado.
Rescatar la república, estimados amigos de la oposición democrática, demanda un proyecto económico y político de naturaleza integral, en el cual se reivindique en las realizaciones del Estado el muy humano derecho a una vida mejor aquí en la tierra venezolana.
Hasta el presente, en los 200 años de vida independiente, nuestra sociedad no ha logrado consolidar una administración estatal democratizadora, en la cual las contribuciones progresistas desarrolladas durante el siglo XX hayan logrado continuidad.
Y esa es la esencia del desafío actual, no se valen “refritos”, la magnitud del conflicto exige un proyecto destinado a reivindicar mucho más que el respeto de la legalidad democrática, nos demanda una sociedad más justa, con mayor equidad, con efectivo acceso al bienestar.
Es indispensable debatir de cara a la comunidad las características del deterioro económico, sus causas y culpables, identificar claramente la corrupción y sus protagonistas con nombre y apellido. Son aspectos indispensables de la catástrofe que debemos superar.