En Venezuela se puede hablar de tres modelos de gerencia pública aplicados a partir del año 1958 apoyado en nueve planes de la nación hasta el año 1999 y dos planes adicionales del socialismo siglo XXI. El primero, un modelo burocrático populista en un acuerdo dentro de la democracia representativa basado en la Constitución de 1961, signado por el modelo económico de sustitución de importaciones, luego en la década de los ochenta se implementó el modelo descentralizado basado en la reforma del estado dirigido por la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado, aplicando principios de políticas económicas neoliberales y por último el tercer modelo burocrático populista y militarista socialista basado en la promulgación de la Constitución del año 1999 bajo políticas económicas socialistas y estatistas.

Estos modelos de desarrollo y  gerencia pública no han brindado el efecto deseado en desarrollar económica y socialmente a Venezuela para colocarla en el concierto mundial de los países más industrializados del mundo. El desafío para el liderazgo político y gerencial público venezolana es lograr levantar la cuesta de insatisfacción en el cumplimiento, inclusive de las necesidades básicas del venezolano. Durante estos 62 años de democracia no se ha adoptado un modelo de desarrollo económico que exhiba indicadores de desarrollo humano como los obtenidos a la fecha por países como Noruega, Alemania, Corea del Sur o una distribución de la riqueza como la obtenida por Suecia.  Así mismo, no se ha aplicado una filosofía gerencial para mejorar continuamente las estructuras, procesos y sistemas de la gestión pública, tomando en cuenta el contexto del país y las circunstancias del entorno, además guiada por una ética gerencial orientada exclusivamente al servicio ciudadano.

Los países antes señalados lograron su desarrollo en cincuenta años o menos y Venezuela no lo ha hecho en el período de democracia; nuestro país a partir de la educación e innovación debe lograr una economía de desarrollo sostenida pasando del sector primario al sector secundario, luego al terciario y al cuaternario referido a servicios altamente intelectuales como investigación y desarrollo e innovación en un ambiente globalizado. El Estado venezolano a través del ejecutivo nacional y los distintos poderes que lo conforman son responsables de la ejecución de las políticas públicas, han aplicado once planes de la nación sin lograr indicadores de desarrollo humano que les den felicidad a los ciudadanos de la nación.

La gerencia pública en Venezuela se ha caracterizado por una alta rotación de funcionarios públicos donde cada funcionario trae su propio equipo de trabajo, para lo cual,  la asignación a un cargo determinado no se basa en las competencias, conocimiento o experiencia requeridas de acuerdo a las funciones que se requieren para ejercer dicho cargo, sino que la misma se toma en función de preferencias políticas exclusivamente. Por tanto, no ha existido en nuestro país un esfuerzo gerencial adecuado y eficiente, mientras que en Noruega, Alemania, Suecia y Corea del Sur si ha existido, y por supuesto ha acompañado de esta manera su modelo de desarrollo económico.

Esto dificulta la continuidad y coherencia de propósito en la acción de gobierno, además de obstaculizar una visión a largo plazo en la implementación de proyectos.  La toma de decisión no está sustentada en un sistema de información gerencial con una base de datos única, se elaboran puntos de cuenta para ser aprobados de manera centralizada lo cual hace inoperante el proceso de toma de decisiones, no se desarrollan programas ni procedimientos de  capacitación administrativa asociados a los planes de desarrollo,  y mucho menos se pide rendición de cuentas a los responsables de los programas de acuerdo a indicadores o metas instituidas por objetivos, faltando por otra parte transparencia de la gestión administrativa pública.

La gerencia pública venezolana es impulsada a través de planes, programas y acciones que son parte de la planificación administrativa expresadas en los planes quinquenales de la nación hasta el año de 1998, los cuales contienen los lineamientos del desarrollo económico y social, en los últimos catorce años los planes tienen una duración de seis años.

El objetivo principal de los planes de la nación elaborados desde 1958 a la fecha de hoy es mejorar la calidad de vida y le reducción de las desigualdades sociales presentes en Venezuela. Esto no ha sido así, todo lo contrario, existen altos índices de desempleo, alta criminalidad, altos niveles de economía informal, mal estado de la infraestructura a nivel nacional, suministro eléctrico muy deficiente,  problemas de suministros en áreas rurales y barrios de agua potable, transporte público muy deficiente, sistema de salud pública en mal estado, sistema educativo bastante deficiente, etc.

En Venezuela existe mucha buhonería, trabajo informal y a esto hay que darle un cambio radical. El trabajo constituye la unidad más básica que da origen a la calidad de vida, es en la calidad del trabajo y su constitución integral, concebida como la preocupación principal del hombre, vista como fundamento en cantidad y calidad que da luz a la dignidad del ser humano.

Es un gran error impregnar la visión del concepto del trabajo en aspectos ideológicos, o en particularidades filosóficas ; esto debido a que el hombre es primeramente libre, no atado ni a razones económicas y mucho menos ideológicas, la esclavitud del hombre de cualquier naturaleza es un hecho despreciable, el tratar al ser humano como una cosa dada particularmente en los siglos XVIII Y XIX, motivado esto a la filosofía de descartes donde hay una separación del sujeto y el objeto,  de sus sentimientos, sus emociones, su valor puramente humano es un cero a la izquierda, donde lo numérico es lo único que tiene valor, desvirtúa el principio del trabajo mismo. Adam Smith en sus postulados de la teoría económica jamás plantea que al trabajador hay que darle un trato de máquina, todo lo contrario, son los economistas subsiguientes a Smith los que desvirtúan sus postulados, animalizando así la acción de producir y el acto del trabajo.

Es importante entender, en primer lugar, el aspecto histórico del concepto del trabajo, sus interrelaciones desde el punto de vista social, económico e ideológico. Además, ver la evolución que ha tenido el mismo de acuerdo al contexto histórico de cada tiempo, y sobre todo ver contemporáneamente que el trabajo hoy día tiene una connotación intelectual de muy alto valor, la esclavitud actualmente en el trabajo es del conocimiento. Por otra parte, el abordaje al tratamiento del problema del trabajo no debe tener un enfoque de embudo disciplinario; sino todo lo contrario se debe acudir a la interdisciplinariedad y a la transdisciplinariedad.

La visión sistémica, la cibernética, la teoría de la información, la teoría del caos, la teoría de catástrofe y la de la geometría fractal, así como la física moderna de la relatividad y la mecánica cuántica han preparado el escenario para que hoy se tenga que enfocar los problemas del siglo XXI desde una perspectiva transdisciplinaria. Los problemas de hoy día son de una complejidad tal, que el reduccionismo y la disyunción no tiene cabida en la racionalidad científica posmoderna.

El establecer orden y norma de vida en las sociedades es una falacia porque siempre serán en algún momento violentadas por las personas, la naturaleza del ser humano es impredecible en muchas oportunidades, lo cual hace muy difícil establecer modelos rígidos de orden y normas; por tanto, siempre es necesario considerar que existirán informabilidades reales en la sociedad como existen en las empresas, y estas informabilidades son las que en muchas oportunidades dirigen la mayoría de las realidades de la vida.

Hoy día existen dos prioridades fundamentales que una gobernanza pública debe atender, primeramente, una es la pobreza crítica y la otra el cuido del medioambiente enfocado bajo la perspectiva de la transcomplejidad, ello tomando en cuenta las relaciones de elementos en metaredes gerenciales. Así mismo, el estrés que es un elemento de la modernidad y posmodernidad, acentuándose con la competitividad asociado a la   globalización, las nuevas exigencias de las acciones laborales han agudizado este hecho, las relaciones empresariales y sociales de nuestros días acentúan cada día más las presiones y exigencias individuales y grupales en todos los ámbitos, de allí que el estrés a tomado un rol preponderante en la actualidad. Es una nueva realidad de la cual debemos tomar conciencia y tomar las previsiones del caso y no temer a solicitar apoyo profesional en caso que este se vaya de las manos para evitar impactos dañinos tanto psíquicos como físicos.

Sumando también cómo ha evolucionado la tecnología y los procesos de industrialización y de servicio, se han puesto mayores exigencias en los trabajadores por razones de competencia. La globalización, el aspecto ambiental y las mayores exigencias de beneficios sociales que en la actualidad le agregan mayor complejidad a los procesos de trabajo, lo cuales son elementos adicionales que agregan mayores presiones tanto a empresarios, gobiernos. Todo esto conforma un coctel de elementos explosivos que no existían en la primera mitad del siglo XX, los cuales en la actualidad son causantes de lo que se conoce como agregados de riesgos de trabajo psicosociales definidos como estrés, mobbing y burnout, los cuales se agregan a los ya conocidos problemas laborales de higiene y seguridad.

Temas laborales contemporáneos a los cuales deben dársele una atención de parte de los empresarios e instituciones gubernamentales a través de la asistencia de profesionales con conocimiento en nuevos aspectos legales y de asistencia psicológicas, como de los apoyos sociales correspondientes, adaptándose a estas nuevas realidades de problemas laborales del siglo XXI. La presiones de trabajo hoy día son muy numerosas, la deficiencia de servicios públicos suman en la dirección de aumentar la angustia y desesperanza en los individuos, haciendo la vida cada día más exigente desde el punto de vista físico y emocional, y al final de las jornadas laborales esto afecta dramáticamente el ambiente familiar también.

Todos estos problemas se van sumando hasta que llega el gran momento del burnout, quiebra total las emocionalidades de las personas afectando de manera significativa el rendimiento laboral, generando a la final afecciones conductuales, psicosomáticos y emocionales.


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