Consejo de Seguridad
Foto: Archivo

La comunidad internacional ha ampliamente condenado la agresión rusa a Ucrania iniciada en febrero de este año y el referéndum ilegalmente llevado a cabo por Moscú en días pasados para anexarse parte del territorio de Ucrania, de las regiones de Donetsk, Luhamsk, Kherson y Zaporizhia, todo absolutamente contrario al Derecho Internacional y al orden establecido en el que se prohíbe el uso de la fuerza y la anexión por ese medio y la injerencia en los asuntos internos de los otros países.

La comunidad internacional favorece, también en general, salvo gobiernos aliados de Moscú que se suman al desorden internacional, la defensa por Ucrania de su territorio, de la integridad territorial, de la independencia y de la soberanía, simplemente, una respuesta enmarcada dentro del derecho reconocido por las Naciones Unidas, de la legitima defensa, prevista en la Carta de la Organización y que constituye una excepción al uso de la fuerza, prohibida por la misma Carta y por el Derecho Internacional consuetudinario.

Las tensiones internacionales aumentan cuando Rusia amenaza con una “respuesta” contundente que incluye el uso de armas nucleares. La anexión ilegal de Rusia de los territorios ucranianos busca simplemente encontrar el “asidero legal” para justificar la defensa por cualquier medio y tratar de mostrarla ajustada al Derecho Internacional. Es decir, convertir la agresión y la ocupación de un territorio extranjero en defensa legítima del territorio nacional.

La agresión rusa parece a veces imposible de detener por los medios pacíficos establecidos en la Carta de Naciones Unidas. El sistema se muestra débil ante la arrogancia de uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad que se supone goza de ese privilegio para contribuir con el mantenimiento y el restablecimiento de la paz y de la seguridad internacionales. La declaración de un acto de agresión depende de una decisión del Consejo de Seguridad en donde el agresor está presente, lo que también restringe la posibilidad de que los órganos de justicia internacionales puedan ejercer su jurisdicción si tuviesen competencia sobre ese crimen.

No hay dudas de que tal como lo exigen algunos países europeos, Italia entre ellos, en coordinación con la Unión Europea, Rusia debe retirarse del territorio ucraniano inmediatamente y sin condiciones.

La crisis planteada por Rusia que pone en peligro la paz y la seguridad internacionales y la existencia misma de la humanidad por las desmedidas e irresponsables amenazas de Putin, plantea de nuevo reformas y la revisión de conceptos. Las Naciones Unidas parece haberse agotado ante la realidad de una potencia agresora como Rusia, lo que exige con urgencia estudiar las reformas necesarias para adecuar el sistema a las nuevas realidades y a las exigencias de la sociedad internacional y de los pueblos del mundo de ejercer plenamente el derecho a la paz y a la seguridad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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