Comentario previo

La reconversión monetaria que comenzará a regir a partir del 4 de junio de 2018 no representa de por sí una medida efectiva  para frenar y revertir el proceso de inflación y devaluación que seguirá indetenible debido a que existen “fuerzas” que las motivan, promueven e impulsan diariamente. Por ende se alerta, recuerda o informa que el factor de conversión (dividir por 1.000) se aplicará en absoluto a todos los salarios, por lo que es contraproducente endeudarse en la actualidad (dado los aumentos de los límites de las tarjetas de crédito, por ejemplo) desenfrenadamente asumiendo que con la conversión será menor la deuda. Así mismo, es preciso tener en cuenta que existen excepciones para aplicar el criterio de la reconversión, como es el caso concreto de la gasolina o el gas doméstico, donde en la práctica su precio experimentará un incremento sustancial de 1.000 veces su valor actual.

Premisas introductorias del “juego”

Con fines didácticos se considera un producto de primera necesidad cualquiera denominado X, el cual se consume en dos países vecinos tales como Venezuela (V) y Colombia (C), que utilizan oficialmente para las transacciones rutinarias sus monedas-divisas el bolívar (bs) y el peso (p) respectivamente. Para ilustrar el escenario y simplificar los cálculos se supone por un lado que por X los consumidores en Venezuela pagan 4 bolívares y en Colombia 12 pesos, pero por otra parte el tipo de cambio entre las dos divisas en el momento inicial se establece con la relación cambiaria de 4 pesos por 1 bolívar.

Obsérvese en esta situación que el precio del producto X haciendo la conversión exclusivamente en la moneda colombiana sería de 12 pesos (que es el precio en C) y 16 pesos (que sería el precio equivalente de 4 bolívares, pero convertido a pesos colombianos), lo que no representaría un atractivo de lucro o ganancia para contrabandear este artículo desde el país V a C, debido a que se obtendría una pérdida de 4 pesos (es decir, 12 pesos – 16 pesos). Pero, ¿qué es lo que ocurre si existen motivaciones para propiciar en principio la devaluación del bolívar con respecto al peso e igualmente inducir de forma deliberada para que la inflación se acreciente a niveles exponenciales?

Se recalca que en lo económico existen marcadas diferencias entre las dos naciones de las cuales se mencionan: a) Sistema de precios: controlados o diferenciados en V y liberados en C (incluido el tipo de cambio con respecto a la divisa dólar). b) Reservas internacionales: deficitarias y nivel crítico en V (devaluación continua) con respecto a la situación en C (depreciación “controlada”). c) Nivel de precios: Megahiperestanflación en Venezuela, es decir, inflación a niveles exponenciales con colapso del tejido productivo nacional, mientras que en Colombia se presentan niveles de inflación moderados.

No obstante, estas circunstancias que son agravadas por la política económica del gobierno nacional venezolano (insensata y contradictoria), representan un caldo de cultivo para desarrollar por parte de personas naturales y jurídicas inescrupulosas (de diferentes sectores nacionales e internacionales), un juego especulativo perverso en contra de la economía y toda la sociedad venezolana, pero que en el mediano plazo repercutirá también negativamente en el país hermano. En efecto, el anterior panorama promueve un escenario nefasto, en el que la inflación y la devaluación son utilizadas al mismo tiempo como objetivo e instrumento para generar ganancias extraordinarias a grupos minoritarios pero poderosos, que sin duda alguna son enemigos de la población e institucionalidad venezolana.

Nota: en el próximo artículo se explicará en detalle la forma como se “juega” a la inflación y devaluación en Venezuela.  

Pronunciamiento

Ya basta de malos tratos y desconsideraciones con los trabajadores en general, pero en particular con los docentes universitarios, que el único pecado o crimen que cometemos es tener una vocación de servicio en ayudar a formar los profesionales que tanto necesita el país. Iniciamos una cruzada por las universidades del país para, en principio, hacer un llamado a todos mis colegas presidentes de asociaciones de profesores y a todos los docentes universitarios para fijar una posición única, sin vacilación y sin elementos distractores, pero no solamente para exigir que realmente liberen nuestro dinero que lo tienen secuestrado en los bancos, que los productos de primera necesidad aparezcan en todos los establecimientos y por tanto disponer de un salario con poder adquisitivo pertinente (que en este momento se tendría que ubicar al menos en 70 millones de bolívares para un profesor titular, de 20 millones de bolívares el salario mínimo o una cobertura de HCM de 600 millones de bolívares. por ejemplo), sino lo más importante: que nos regresen a nuestra querida Venezuela en función de un plan de reconstrucción y reactivación de la economía nacional. partiendo del fortalecimiento de la universidad, la activación de la ayuda humanitaria y unas elecciones realmente democráticas.

Hoy más que nunca ratificamos el apego irrenunciable a nuestra carta magna aún vigente, por lo que tenemos el deber y el derecho de exigir que se respete efectivamente (artículo 333), y por lo tanto se desconoce (artículo 350) de manera categórica no solamente al régimen gubernamental nacional que es el principal responsable de la tragedia, catástrofe o emergencia compleja humanitaria que estamos padeciendo principalmente los venezolanos decentes, sino también de todas aquellas personas naturales o jurídicas que ocupan cargos de dirigencia o que se autonombran líderes de un sector u otro, pero que en definitiva asumen una postura idéntica al régimen al decidir y actuar en contra de los propios intereses de las instituciones, empresas y por ende de sus trabajadores.

En consecuencia:

I) Desconocemos y denunciamos a un gobierno nacional que a través de su política económica insensata, contradictoria y absurda nos llevó a la quiebra, descapitalización y en definitiva a la pobreza y miseria a todos los venezolanos.

II) Desconocemos y denunciamos a los actores políticos por empeñarse en realizar unas elecciones presidenciales que no garantizan para nada los principios democráticos esenciales.

III) Desconocemos y denunciamos a los actores económicos y políticos que se han convertido en cómplices del gobierno nacional para romper con la estabilidad y tranquilidad del pueblo venezolano, al jugar inescrupulosamente con la especulación no solamente de los precios de los productos básicos para la vida sino también al promover el aumento explosivo de la inflación y la devaluación con respecto al peso colombiano y por ende al dólar.

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@tipsaldia


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