“Los días de Nicolás Maduro en Venezuela están contados tras los disturbios registrados el sábado 23, cuando se intentó ingresar la ayuda humanitaria”: Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos.

Venezuela está viviendo el momento más importante de su historia contemporánea. Todo parece indicar que se irán, junto con nuestro país, la dictadura cubana y el autoritario gobierno de Daniel Ortega Saavedra, líder del partido del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Eso expresó el presidente Donald Trump en su memorable discurso pronunciado en la ciudad de Miami la semana pasada. Entonces, no solo está planteada de manera irreversible la salida de Nicolás Maduro, sino, del mismo modo, la de los tiranos de Cuba y Nicaragua. La idea, pues, es limpiar el continente de este trío con la finalidad de que impere la democracia en toda esta parte del Hemisferio Occidental. Así como el siglo XX será recordado como uno de los siglos más sanguinarios de la historia; precisamente por el auge del totalitarismo y las dictaduras militares, las guerras mundiales, el fascismo y los regímenes comunistas; esta parte del siglo XXI será para nosotros el reflorecer de la libertad y el renacimiento de la sociabilidad y la democracia.

De manera que la quema de los vehículos que transportaban la ayuda humanitaria, el sábado 23, por miembros de la Guardia Nacional y por los  colectivos armados, precipitará el final del régimen. Evidentemente que, desde el punto de vista político únicamente, dejando de lado los valores humanos, los sectores democráticos se anotaron un gran éxito. ¿Sin proponérselo? No creo; pienso que todos los pasos dados por el presidente (E) Juan Guaidó, como por la sociedad civil organizada y los partidos políticos, obedecen a una estrategia afinadamente concebida, pensada intensamente. No se da un solo paso sin que previamente haya pasado por varios coladores y se calculen con precisión causas y consecuencias. De manera que la misión es garantizarle al pueblo venezolano la democracia por la que tanto ha luchado. Esa meta continuará vigente con mayor fuerza todavía después de ese acto bárbaro del régimen madurista de quemar alimentos y medicinas para las clases sociales más desposeídas del país.

Por cierto, los periodistas Andrés Ruiz y Sergio Gómez Maseri, de El Tiempo de Colombia, anotan varios puntos coincidentes; las coincidencias son signos de que se está cerca de la verdad, de que las sanciones para tratar de asfixiar las finanzas chavistas, el reconocimiento internacional han sido momentos claves que han dejado a Maduro contra las cuerdas. Más adelante, ambos periodistas acotan: “No se puede pensar que cada vez que se gana una batalla, se gana la guerra. No se sabe cuántas batallas se van a necesitar (…) cualquier cosa que Maduro hiciera frente a la ayuda humanitaria iba a perder”.

Lo cierto es que con cada movimiento de la oposición, si lo vemos en perspectiva, observamos que la estructura del régimen se ha debilitado en aspectos fundamentales y hoy depende de un incierto poder militar que ya no es monolítico: por primera vez en muchos años se producen deserciones en las FAN.

Finalmente, de la reunión del Grupo de Lima se pueden sacar las siguientes conclusiones que presento de manera resumida: 1) Hay un discurso único y una sola estrategia que comparte el presidente (E) Juan Guaidó. 2) El mensaje del Donald Trump, “estamos con usted 100%”, transmitido por el vicepresidente Mike Pence a Guaidó, dice mucho. 3) La opinión del secretario general de la OEA, Luis Almagro, de quien nadie duda de su firmeza en apoyo a los demócratas venezolanos, “respaldamos la declaración del Grupo de Lima”, es garantía de que en esa reunión de Bogotá se hizo lo debido.  

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@RGarciaMarvez


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