Revisando la misión del Banco Central de Venezuela, tenemos que “es un ente del Estado, con rango constitucional, autónomo para la formulación y ejercicio de las políticas de su competencia con plena capacidad pública y privada, integrante del poder público nacional que ejerce funciones gestoras de interés público en coordinación con la política económica general y se rige por los principios que gobiernan la administración pública”. La mejor parte viene cuando leemos que “para el ejercicio de sus competencias, cumple con el objetivo fundamental de lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la moneda, contribuyendo al desarrollo armónico de la economía nacional, atendiendo a los fundamentos del régimen socioeconómico de la República”.

Revisando los últimos resultados de la política monetaria del Banco Central de Venezuela, nos encontramos que en lo que respecta a la liquidez monetaria esta aumentó en la semana del 22 de febrero casi 18% (en la semana del 25 de enero de este año se registró el incremento récord en nuestra historia, con 30,1%), en lo que va de 2019 se ha incrementado 208% (entendiéndose que se triplicó en algo menos de dos meses), desde la reconversión ha crecido 5.829% y la variación anualizada supera 110.000%. Por otra parte, está la base monetaria, la cual aumentó en la semana del 22 de febrero 30,4% (el récord semanal es casi 40% en septiembre de 2018, pero también tenemos 32% hace un mes), en 2019 se ha incrementado 330%, desde la reconversión (nombramos la reconversión porque nos vendieron que desde ese momento habría una política monetaria “prusiana”) casi 8.000%, y anualizado la subida es de 98.904%.

Las reservas internacionales cerraron febrero alrededor de los 8.383 millones de dólares, una caída de 5% si comparamos esa cifra con el cierre de 2018. Para el año 2015 el nivel de las reservas internacionales era el doble de lo actual.

Peor nos va si revisamos el balance del Banco Central de Venezuela. Solo hablemos del oro monetario: en marzo de 2013 decía que tenía 381 toneladas, por un valor de casi 20.000 millones de dólares. Para diciembre 2018 las toneladas llegaban a 136 y por un valor de 5.700 millones.

¿Qué está pasando? Simplemente que en la enorme destrucción institucional que padece Venezuela, era imposible pensar que su Banco Central pudiera escaparse. Hoy nuestro Banco Central no es independiente y esa es una de las causas por las cuales hoy Venezuela está padeciendo una hiperinflación.

¿Qué es eso de la independencia del Banco Central? Es cuando el Banco Central tiene libertad para escoger la política monetaria, y quienes componen su directorio están aislados de presiones políticas (y privadas) que condicionen sus decisiones. Por lo tanto, la independencia lleva a que la toma de decisiones dentro del Banco Central esté motivada por defender la moneda, por bajar o controlar la inflación, por generar bienestar, por proteger a los ciudadanos. Cuando no hay independencia, por ejemplo, los gobiernos buscan financiar sus déficits fiscales con señoreaje o impuesto inflacionario, o se niegan a publicar las cifras macroeconómicas del país (todo esto nos debe sonar conocido).

Es imposible esperar una lucha eficiente contra la inflación si el ente emisor del país no es independiente. Mucho menos habrá una defensa del valor de la moneda nacional. Ojalá que muy pronto se retome la importancia que tiene contar con un Banco Central independiente. Indudablemente, eso solo ocurrirá de producirse un cambio político, si no, esa independencia nunca llegará.


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