El presidente de Estados Unidos quiere guerra, guerra comercial, y es que el anuncio que realizó el pasado jueves en su cuenta de Twitter (como es ya su costumbre) sobre nuevos aranceles al acero y al aluminio activó a la Unión Europea, prendió las alarmas en Europa, China, Canadá y México (estos dos últimos por el tratado de libre comercio que está en revisión con nuestro vecino del norte).

Donald Trump se jactó de que Estados Unidos tiene las de ganar en un pulso mercantil al afirmar que “cuando un país está perdiendo miles de millones de dólares en comercio virtualmente con cada país con el que tiene negocios, las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar».

El fondo de las palabras y el tono de Trump en su mensaje de Twitter son políticos, lo que nos recuerda que este fue uno de los elementos centrales de la agenda económica en la candidatura del neoyorquino. La diferencia entre lo que la economía importa y lo que exporta tocó el pasado noviembre su nivel máximo en los últimos cinco años –un total de 50.500 millones en el mes– apurado sobre todo por las compras al gigante asiático. El lema “América, primero”, que ha marcado el discurso de Trump, ha pasado en su versión económica por abandonar el Tratado Comercial del Pacífico (TPP, también cuestionado por los demócratas), olvidarse del proyecto de nuevo acuerdo con Europa (TTIP), poner el jaque la pervivencia del Nafta e incorporar aranceles.

Así las cosas, los países productores de acero toman posiciones ante la guerra comercial que declara Donald Trump. Europa, segundo exportador de acero a Estados Unidos, alertó el pasado viernes que adoptará represalias en los próximos días contra una lista de productos estadounidenses si se concretan las amenazas vertidas por su gobernante. China, el mayor productor mundial, avisó que esa estrategia perjudicará al comercio internacional. Por su parte, la respuesta en el mercado bursátil no podía esperar en todo el mundo y los gigantes del sector reaccionaron con pérdidas ante la “guerra que viene”.

Europa lleva meses temiendo el proteccionismo de Donald Trump y ya tiene medidas preparadas para la guerra comercial que ha abierto el mandatario estadounidense. La Comisión Europea analizará el próximo miércoles posibles represalias comerciales como respuesta a los aranceles que Estados Unidos quiere imponer sobre el acero y el aluminio provenientes del exterior. Bruselas ha elaborado una lista de productos estadounidenses (siderúrgicos, agrícolas y de otro tipo) que afrontarán gravámenes comerciales cuando se exporten a la UE, explican fuentes comunitarias.

Muy pocas veces las autoridades europeas expresan un discurso nacionalista frente a terceros, pero en esta ocasión fue necesario decirlo al verse amenazados por Washington como respuesta a la guerra del acero.

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, dice que Europa está preparada: “No permaneceremos sentados mientras nuestra industria es atacada con medidas injustas que ponen en riesgo miles de puestos de trabajo europeos. La UE actuará con firmeza y con mesura para defender nuestros intereses”.

Estamos ante un escenario que pondrá a temblar al mundo político, comercial y social.

La guerra que viene es una guerra comercial.


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