A Nicolás Maduro lo están tumbando la corrupción, la inflación, la devaluación y la inseguridad. Esos son los “golpistas” que tratan de encubrir los miembros de su camarilla, también responsables del peor desastre gubernamental que se ha vivido en la historia contemporánea de Venezuela, relacionada ya no con mises o estrellas deportivas, sino con el narcotráfico o el terrorismo internacional, ¡qué vergüenza! A Maduro lo está tumbando el hambre. Ese es el golpe más duro que está recibiendo este régimen que ha puesto a pasar necesidades al pueblo del país más rico de América del Sur”. Lo que queremos dar en nuestro país es un “golpe de votos”, tal como era la idea implícita en la realización del frustrado referéndum revocatorio que esta tiranía saboteó.

Lo que queremos procurar es un cambio con elecciones limpias, un giro que ponga las cosas en su justo y verdadero lugar; que se acabe la robadera, el despilfarro, la persecución política, y que se detenga el hampa que liquida vidas inocentes a diario en todos los pueblos del país. Lo que aspiramos es que desaparezca el odio, el rencor, la desunión entre los ciudadanos hijos de una misma historia y protagonistas de un mismo destino. Vamos a seguir denunciando ante el mundo la injusta prisión de Antonio Ledezma, quien lleva más de 780 días secuestrado en su propia casa, sin haber cometido delito alguno, porque como bien se ha explicado, las pruebas del avión Tucano o las del supuesto “golpe azul”, solo están en la mente de gente maligna que no repara en el daño que se le hace a los familiares de las decenas de presos políticos que sufrimos por nuestros seres queridos. Por allí andan los difamadores de oficio endilgándonos a Lilian, a María Corina y a mí estar vinculadas con militares golpistas. Pues que sepan esos falaces que los únicos militares que hemos visto de frente estos últimos meses, son los que custodian a los presos políticos en Ramo Verde y los que tienen rodeada diariamente mi casa.

Los venezolanos representamos hoy un ejemplo de tenacidad, un paradigma de resistencia y un modelo de lucha cívica que es capaz de protagonizar una familia unida por valores, por objetivos democráticos que nos identifican, porque hoy los 30 millones de venezolanos somos eso: una familia invencible por la represión que ha querido doblegarnos. Por eso salimos otra vez a las calles de Caracas y de toda Venezuela a reclamar que de una vez por todas se realicen elecciones en el país, que se liberen a los presos políticos, que se abra el canal humanitario para paliar la hambruna y la mortandad que conmueve a Venezuela, drama que conoce el mundo entero que hoy es más solidario con nuestra causa.


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