En los últimos años, mundialmente se están consumiendo mucho los vinos frizzantes, son refrescantes y deliciosos, para tomarlos fríos sobre todo en el verano europeo y en nuestras condiciones tropicales.

El frizzante es un vino que se caracteriza por su frescura, su marcada acidez y un ligero tenor de azúcar residual de la uva; posee pequeñas cantidades de gas carbónico natural, proveniente de su fermentación, que las conserva debido al proceso de elaboración y embotellado a bajas temperaturas; las burbujas de gas carbónico, visibles o no, son bien perceptibles al paladar y la lengua, produciendo una sensación deliciosa y refrescante.

En Bodegas Pomar en Carora Estado Lara, se elabora un excelente Frizzante tradicional, blanco, con la cepa Moscato Bianco, originaria de la zona de Asti, de Italia y la cepa Macabeo, de la región de Cataluña de España. Como una  innovación, se acaba de lanzar al mercado un delicioso Frizzante Rosado, elaborado en la cosecha Septiembre 2017, el cual fue el resultado de un estricto proceso de elaboración que permitió exaltar los aromas y sabores primarios de las uvas y conservar cierta cantidad del gas carbónico, procedente de su fermentación.

Se utilizó como base la cepa Moscato Bianco, que le otorgó los típicos aromas moscateles, ensamblada con Malvasía Istria, de la zona de Friuli-Venezia e Istria de Italia, que le aportó el gran equilibrio en boca. El delicado color rosado pálido, proviene de una pequeña cantidad de vino tinto de la cepa francesa Syrah, del Côte Du Rhône, que le agregó notas de frutas rojas, además de suaves y nobles taninos. Todas estas cepas son cultivadas en los viñedos de Bodegas Pomar, en Altagracia, estado Lara.

A la cata este vino presenta un bello color rosado pálido con tonalidades ligeramente asalmonadas; pudiéndose observar pequeñas y finas burbujas, en el fondo de la copa. En nariz se perciben finas notas moscateles, fundidas en aromas de frutas rojas maduras. Al gusto presenta un cuerpo delicado,  chispeante y algo abocado; su ligero contenido de gas carbónico produce una refrescante sensación, que unida al perfecto balance entre dulzor y acidez, le otorga un final muy elegante y alegre.

Se recomienda consumirlo frio, a temperatura entre 5 y 8 °C; es ideal como aperitivo, con abrebocas como tequeños y quesos suaves; perfecto para armonizar entradas y platos de sabores suaves, ensaladas, frutas y postres.

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