He apostado desde un principio por la articulación de la “Gran Oposición” porque a este gobierno oprobioso no se le gana solo desde un sector, o desde una apetencia personal, o desde algún sectarismo ideológico; es ridículo pensarlos así, aunque respeto a aquellos que han decidido intentar hacerlo desde sus aspiraciones presidenciales.

He hablado mucho con Henri Falcón, Javier Bertucci y Luis Ratti, y les he hecho la misma pregunta a los tres: ¿Si no les cumplen las condiciones que han firmado con el gobierno se retirarán? Y tanto Henri como Luis han dicho que han comprometido su palabra en hacerlo; Bertucci ha pedido reunirse con el Frente Amplio Venezuela Libre para discutir el tema y me he comprometido a servir de puente para ello. De lo que estoy convencido es de que ni el Frente Amplio y menos los candidatos distintos a Maduro tendrán posibilidad de vencerlo de manera definitiva si no existe una unión táctica que oriente al 80% o más de la población que está luchando diariamente por salir del autoritarismo madurista y restablecer el Estado de Derecho.

El abstencionismo no es opción, pero la lucha por mejores condiciones electorales es un compromiso patrio. Dentro del Frente Amplio nuestro papel ha sido el de asumir ser bisagra con todos los sectores opositores no extremistas, lo amplio tiene sus límites, pero no sumar a todos aquellos que desean sumarse es totalmente incoherente con los principios del Frente Amplio.

A dos meses de lo que algunos llaman “simulacro electoral”, se empiezan a ver aún más irregularidades como la inhabilitación de partidos regionales, el incremento de presos políticos (caso Miguel Rodríguez Torres, por ejemplo), y la consagración de la corrupción como política de gobierno con la legalización del “partido” Somos Venezuela, por lo que las condiciones han empeorado y ahora es que falta.

Sin embargo, no podemos descartar que a pesar de todas estas adversidades ocurra algún fenómeno electoral; esto también es posible, más allá de nuestros deseos o verdades construidas, y nos plantea como reto que empecemos a trabajar seriamente por escenarios.

¿Qué pasaría si todos los candidatos no maduristas se retiraran una semana antes del evento electoral? ¿Qué estamos haciendo para que eso ocurra? ¿Qué sucede si alguna candidatura prende en el electorado y fuese imposible hacer un megafraude? Estos y muchos otros escenarios deben tener respuesta por parte del Frente Amplio, dado que trabajar con uno solo sería repetir el error permanente de la fallida conducción política que hasta ahora ha tenido una parte importante de la oposición.

Son muchos los retos del Frente Amplio. Uno de ellos es el rol que cumplirá la comisión de evaluación de la ONU, sobre las condiciones electorales, y la posibilidad de que sea postergada la fecha de las elecciones como producto de la presión internacional, escenario ideal para el país, pero ¿cuáles son las posturas del Frente ante estas diversas circunstancias?

Me niego a que gane la teoría eudomariana de la planificación –“como vaya viniendo vamos viendo”– e insisto en que existe capacidad y competencia para poder diseñar rutas claras que orienten el extraordinario ímpetu organizacional que se ha iniciado con las estructuras asamblearias en los estados y municipios; sin duda, una acción acertada del Frente Amplio que ahora debe pasar a la etapa de la acción concreta.

Apostemos a que la unión táctica es clave para salir del abismo, pues así se generarán las condiciones que permitirán que cada propuesta ideológica pueda, después de que volvamos a la democracia, ganarse la voluntad de la mayoría del pueblo venezolano.

El reto es mejorar las condiciones y eso implica un cambio de fecha, pero si llega el 21 de mayo, ¿qué haremos? Planificar por escenarios es el reto.


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