Las imágenes de videos que a diario estamos observando en las redes sociales, en las que miles de compatriotas venezolanos emigran a  Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil, República Dominicana, Costa Rica y Panamá, en las más difíciles y precarias condiciones económicas, muchos de ellos a pie para recorrer enormes distancias, arruga el corazón y el alma de quienes no solo nos compadecemos de su situación, sino que además compartimos sus sufrimientos, angustias, penurias y demás vicisitudes, propias de seres humanos en precarias y difíciles situaciones jamás imaginadas. Una situación que solo veíamos por televisión, imágenes de migrantes agobiados por enfrentamientos bélicos en sus países y otros por razones de carácter económico generadas por endémicas y lacerantes economías que los llevaron a extremos de hambruna y miseria.

Y justamente esto último  es lo que ha obligado a miles de venezolanos, mujeres y hombres, acompañados muchos de ellos de niños, a tomar la difícil decisión de abandonar su terruño en busca de un mejor futuro y porvenir para ellos y sus hijos. Un porvenir que les permita dejar en el olvido las dolorosas condiciones de vida a la que fueron obligados por un régimen, que con una falsa etiqueta de democracia engañó a millones de personas, que jamás imaginaron darían al traste su calidad de vida, seguridad, empleo, educación, paz, sosiego y el disfrute de una país próspero y hermoso, en el que sin odiosos distingos de clases sociales compartían plácidamente gratos momentos en cualquier lugar, momento y fecha. El  venezolano jamás discriminó al pobre del rico, al blanco del negro, al católico y cristiano del evangélico y de otras creencias religiosas, como ocurre ahora a consecuencia del enfermizo discurso socialista que a diario pregona el régimen por todos los medios.

Esta es la tragedia que hoy vive el pueblo venezolano, agobiado por el mensaje populista y demagógico de un régimen que, bajo la etiqueta del socialismo revolucionario marxista y mal llamado bolivariano, acabó con el sueño de un pueblo feliz, ahora inmerso en una tragedia de incalculables proporciones, sin medicinas, alimentos, seguridad y conculcados sus derechos ciudadanos, entre otros la libertad de información y de prensa, como consecuencia del autoritarismo de quien se cree dueño del país, y que cuando hace uso de los medios de comunicación del Estado y en cadena, habla en primera persona adjudicándose lo que califica de éxitos su distorsionada política económica y social, la misma que ha obligado a casi 4 millones de venezolanos a emigrar a otras latitudes, para superar el círculo de hierro del hijo putativo y sucesor a mala hora del autor de esta debacle, el hijo de… Sabaneta.

El problema no solo se circunscribe a lo anteriormente señalado, sino también al negro porvenir que se cierne sobre la patria, de seguir enquistados en el poder los autores de la pesadilla que nos aqueja, etiquetada bajo el socialismo del siglo XXI, falsa premisa de la que hasta su propio autor Heinz Dieterich, otrora asesor de Hugo Chávez, renunció por no estar de acuerdo con las políticas puestas en práctica por el fallecido comandante eterno, y hoy día ejecutadas en grado extremo por Maduro, de quien el sociólogo y analista político alemán y profesor de la Universidad Autónoma de México refiere que su gobierno es “hoy una dictadura socialdemócrata, que se está acercando a una dictadura militar”.

Conviene conocer la calificada opinión de Dieterich por las razones indicadas en párrafo anterior, pues a raíz del año 2005, cuando se resquebrajó su amistad con Chávez, expresó que en Venezuela no había socialismo en el sentido histórico del término, lo cual molestó a Chávez. Luego de lo cual siguió siendo acervo crítico de Nicolás Maduro, a quien considera “una mala imitación de Chávez”, al mismo tiempo que vaticina para Venezuela un desenlace catastrófico”.

Dieterich en este sentido, y al hacer un análisis de la actual situación venezolana, describe que lo que está pasando en Venezuela en los actuales momentos, con la decisión del estrangulamiento financiero de Donald Trump, vaticina un desenlace catastrófico, pues dicha medida va más allá de la simple posibilidad de contraer nueva deuda vía nuevos bonos, similar situación que ocurrió con Cuba tras el bloqueo por parte de Estados Unidos.

A juicio del padre del socialismo del siglo XXI, las medidas acordadas por el gobierno de Estados Unidos, algunas de ellas a través del Departamento del Tesoro, no le van a permitir a Maduro tratar de equilibrar geopolíticamente con China y Rusia, lo que a futuro inmediato puede generar el descontrol de su gobierno y el surgimiento de una espiral de violencia, como ya se está observando en los últimos días, solo comparable con lo que ocurre en la Nicaragua de su entrañable amigo Daniel Ortega. Advierte así mismo Dieterich que de proseguir la crítica situación de la crisis en Venezuela, este hecho pudiese generar una guerra civil o la presencia de los “contra”, lo que conduciría a un paso final del abismo, todo por una involución interna que se enfoca cada día más hacia un desenlace trágico y sangriento, por falta de la voluntad de quienes están enquistados en el poder, negados a  corregir el diseño de sus errores y la ausencia de su voluntad en tal sentido.

El fantasma de la democracia asusta a los seudorrevolucionarios socialistas comunistas, que en 20 años solo han conseguido conducir al país a un estado de postración, hambre y miseria, echándole la culpa a la democracia de la llamada cuarta república el origen de todos sus males. Existen diferentes formas de poder, como bien lo señala Dieterich, en una sociedad y estas  son: las masas, los medios de comunicación  y el carisma. Pero con 20% de apoyo Maduro solo cuenta con los militares, a quienes insistentemente les exige incondicionalidad y lealtad, que hasta el momento le han cumplido, pero por los vientos que corren, el drama de diez capítulos se podría reducir a uno solo, pues ellos saben que la prolongación de un régimen no tendría posibilidad de consolidarse, porque el gran problema es la economía, y de eso ellos no saben absolutamente nada.

@_toquedediana // [email protected]


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