Realmente una mentira más del chavismo, como otras tantas aberrantes que decían en los tiempos de esplendor, basado en la despatrimonialización del Estado y la venta de sus activos como petróleo, minerales y todo lo que caía en sus manos, sumado a un endeudamiento abusivo y desmedido, es la falsedad y manipulación de las elecciones. Con la información que he recabado a partir de informantes procedentes del Consejo Nacional Electoral, de informáticos chavistas y de la empresa Smartmatic, huida abruptamente de Caracas en julio de 2017 para no ser encubridora del falseamiento electoral de los niveles de abstención en la tramposa elección de la asamblea nacional constituyente para suplantar a la Asamblea Nacional, con una participación electoral tremendamente escasa.

Tengo datos y la seguridad total de que tanto las elecciones presidenciales de 2012 entre Chávez y Capriles donde, aunque oficialmente ganó Chávez, la realidad es que el vencedor si no hubiese aplicado las trampas de las que voy a hablar, fue Capriles; igualmente ocurrió, con mayor claridad y contundencia en las presidenciales de 2013 entre Maduro y Capriles. También en las elecciones a la Asamblea Nacional de diciembre de 2015 cuando ganó la oposición unida a través de la MUD por dos terceras partes, la realidad es que esa victoria, según las fuentes antes mencionadas, fue muy superior.

Hasta el punto de que los chavistas creían, previo a dichas elecciones, y a mí personalmente me lo contaron determinadas personas relacionadas con el aparato chavista días antes de las elecciones, que ellos sabían que iban a ganar. ¿Cómo ocurría esto? Ellos tenían una serie de trucos preestablecidos que utilizaban en su momento, solo que en esta ocasión les falló dicho cálculo y pensaron en una perturbación electoral que no fue suficiente para contrarrestar el verdadero avance electoral que la oposición, a través de la MUD, consiguió en aquellas elecciones. Previsiblemente, según fuentes posteriores, se calcula que realmente la oposición ganó las elecciones, no con el dato oficial de 56,21% sino con un porcentaje de entre 68% y 73%, mientras que el PSUV obtuvo 40,92% oficialmente, cuando en realidad fue en torno a 25%.

En todos estos fenómenos llaman la atención varios elementos, el primero, todo el conjunto de trampas y alteraciones electorales, la manipulación a ultranza, por parte del gobierno, del Consejo Nacional Electoral y toda la opacidad y control del sistema por parte de elementos chavistas para perturbar el resultado electoral. Ya el 15 de agosto de 2004, cuando se realizó el referéndum revocatorio del presidente Hugo Chávez, se dio el fenómeno histórico de que el CNE tuvo que extender por dos veces el plazo para el cierre de la elección, la primera de 6:00 pm a 8:00 pm y luego de 9:00 pm a 12:00 am, para luego emitir los resultados al día siguiente a las 4:00 de la madrugada. Antes del día de la votación, el sistema electoral venezolano prevé que solo votan aquellos que se inscriben y, curiosamente, en los últimos meses previos a este referéndum, se aumentó el porcentaje de electores inscritos en más de 2 millones de personas que nunca habían votado y que de forma rápida se inscribieron para este referéndum. Para hacernos una idea, en las elecciones presidenciales de 2000 había 11.720.971 habitantes inscritos y en el revocatorio de 2004 fueron 14.037.900. Curiosamente, la mayor parte de estos nuevos habitantes registrados eran ubicados en centros rurales y zonas urbanas con mecanismos de votación manual, habiendo provocado una importante estafa electoral.

El 2 de diciembre de 2007 se celebró el referéndum para la reforma constitucional, el cual perdió Hugo Chávez, es decir, ya en ese momento su desgaste era potente y, a pesar de las trampas, manipulaciones y el control del sistema que pudiera realizar no pudieron tapar el fracaso electoral. No obstante, se negaron a dar el reporte definitivo de votación de la totalidad de actas, que nunca existió oficialmente. He conocido por varias vías que además de otras manipulaciones, previo al resultado final se dejaron sin escrutar 2.000 actas, 1.000 eran de centros de votación manual del exterior y en las otras 1.000 se alegaban que eran de centros automatizados sin facilidad de transmisión.

Los elementos claves de la manipulación detectados son los siguientes:

1. El sistema tecnológico empleado estaba preparado para el recuento automático en una votación hecha a través de máquinas, es decir, la que se hacía cuando un votante iba a la mesa electoral, se identificaba y votaba a través de la pantalla de una máquina, de la que salía la papeleta que coincidía con lo que el elector había decidido y que este introducía en la urna. Al final de la votación se verificaba el resultado con una tecla que emitía la totalización de votos de cada partido, el cual se debería contrastar con las papeletas impresas de la máquina depositadas en la urna. Pero este hecho de comprobación era gravemente alterado por las órdenes del CNE, que obligaba a mandar el recuento de la máquina antes de hacer la comprobación con el recuento de las papeletas de la urna, bajo la absurda teoría de que ese contraste podría generar discusión y conflictos en el centro de votación.

2. Las mesas se cierran oficialmente a las 6:00 de la tarde, pero en torno a esa hora, un poco antes según me comentaron desde dentro del CNE, Tibisay Lucena directora del CNE, única persona con capacidad para conocer los datos en tiempo real, totaliza los datos y en función de los resultados activa el sistema de fraude estructural y bajo la absurda excusa de que hay filas en los colegios amplía la votación varias horas más con el doble objetivo de realizar votaciones fraudulentas en los colegios más descontrolados por la oposición y por lo tanto más bajo su control o en su caso trasladar votantes a los centros electorales.

3. Por el sistema automático daba orden de poner personas a teclear votos y rellenaban las actas de votación en vez de la huella digital con nombres extraídos con base en la manipulación del censo electoral de personas que no habían votado o incluso con personas fallecidas. Según la información que tengo, el censo está controlado por el Saime y este, a su vez, por expertos cubanos que incluso pueden realizar esta ayuda electoral desde la isla porque hay un cable de comunicaciones submarino directamente a Venezuela.

4. En todas las zonas apartadas, sobre todo rurales, a los que los controles de la oposición no llegaba o pudieran ser comprados, manipulaban el resultado electoral hasta dar en un conjunto importante de mesas todos los votos del censo de habitantes registrados al PSUV, es decir, 100% y ninguna abstención.

5. Como cambio adicional, para generar confusión y realizar el máximo de trampas posibles legislaron que los electores podrían votar en cualquier mesa, un evidente descontrol que puede llevar a los que organicen las elecciones las trampas que consideren oportunas.

6. Ya como una especie de broma final, se inventaron las mesas itinerantes, es decir, ellos mismos podían poner una mesa en el sitio que quisieran, donde podrían votar quienes les diera la gana, y eso podía ser una tienda de campaña, un comercio o una oficina del partido chavista, el PSUV.

7. Por último, tenían un sistema de compra de voto, información como otras que me dieron trabajadores de Smartmatic y que se realizaba de la siguiente manera. La primera persona de esa mesa comprada votaba y, en vez de echar la papeleta en la urna, evadía ese trámite y le llevaba la papeleta al chavista encargado de hacerle el pago, y así verificaban que habían cumplido con su compromiso. Esa papeleta se la daba el dirigente chavista a otro votante comprado, el cual después de votar introducía en la urna la papeleta que antes le habían dado y entrega la suya al corruptor electoral, y así seguía el circuito a cuantos electores podía comprar. Esta fuente me confirmó que ellos calculaban en 1 millón de votos el fraude por este sistema.

8. En todo caso, por todo el control del sistema electoral que realizaba de forma partidista el régimen chavista, Tibisay podía acceder en cualquier momento al recuento de las distintas mesas para ver cómo iban las elecciones y entonces armar los elementos necesarios para conseguir de una u otra manera la manipulación necesaria para garantizar la fraudulenta victoria electoral.

Estos puntos demuestran con absoluta claridad la desviación del sistema electoral chavista que daba a entender un apoyo electoral que era difícil de comprender por la hecatombe en todas las líneas de funcionamiento del régimen, pero que se interpretaba por un apoyo de estamentos sociales de bajos recursos y que realmente era una mentira más del sistema. Es decir, parece que nunca tuvieron el apoyo electoral del cual alardearon y que solo era producto de las mentiras y trampas.

En este sentido, para hacer justicia con todos hay que decir que la oposición es en parte responsable por no haber sabido gestionar una presión y un control más eficaz del sistema electoral venezolano.

Cuando Rusia dio el paso hacia la democracia a partir de una votación en el Soviet Supremo por la famosa Perestroika, lo hizo porque había demostrado la ineficiencia productiva de su sistema económico y que, como luego se vio, era un gigante con los pies de barro. Venezuela nunca fue percibida como un gigante, pero estaba sustentada claramente por miles de mentiras estructurales, mentiras que ahora se están conociendo y su sistema electoral es posiblemente de sus mentiras más importantes.


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