Recientemente concluyó la IV sesión de trabajo del Foro de Países Exportadores de Gas en Bolivia con una declaración de sus intenciones a mediano plazo y designando a Guinea Ecuatorial como sede del próximo encuentro.

Fue una reunión técnica normal a la que no se debería dar tanta publicidad, aunque algunos –como Bolivia, Venezuela y Guinea Ecuatorial-pareciera que aprovecharon para hacer de ese evento técnico una vitrina de tipo político.

Bolivia y Venezuela son los únicos latinoamericanos miembros del Foro que reúne a principales productores de gas del mundo pero que no representan al 100% de la producción de gas global.

El foro es un cártel gasista que podría ser como un “hermano menor” del cártel petrolero OPEP con mismas características: tratar de impulsar políticas y regular precios e influir en el mercado. Cosa difícil dado el tamaño del mercado global del gas: dominado más por corporaciones que por estados.

La buena noticia para el gas: en su reunión del 7 de noviembre los productores de petróleo agrupados en la Organización de Países Exportadores de Petróleo publicó su informe Previsiones del mundo petrolero 2040, en el cual indica que entre 2018 y 2023, aproximadamente, habrá un crecimiento anual de demanda en una media de 1,2 (millón de barril día) mbd, por lo que el globo llegará a consumir –en 2022– unos 102,3 mbd de los 111 mbd proyectados, pero habrá –según el reporte técnico– un crecimiento de 6,9 mbd más que en 2016 y que el gas se mantiene en un segundo lugar –y en crecimiento- en el mix energético global.

El caso boliviano es particular: es miembro del Foro gracias a denominados mega campos de gas descubiertos en la década del noventa, ninguno de ellos durante la década de la actual administración que sin embargo utilizó la palestra del foro como un medio de propaganda antes que como escenario técnico de discusión de políticas de largo plazo para la integración energética. El gas boliviano descubierto en los noventa y –hasta sobreexplotado- en ésta última década generó riqueza para el país y su posición estratégica de jugador clave de gas en el Mercosur, pero de allí en más no se avanzó ni con más descubrimientos, ni con más clientes ni menos con negocios LNG –liquid natural gas– de los que muchos de los miembros son plenamente reconocidos key players de venta de gas LNG en mercados spot.

Tanto Bolivia con –ahora- su poco gas cuanto Venezuela con –ahora su poco petróleo- producto de baja inversión privada no tienen –ni por si acaso- el nivel de influencia ni peso en el mercado global de la energía. Reitero algunos datos: en su pico de exportación (1997) Venezuela llevó 2 millones de barriles diarios a Estados Unidos y ahora solo exporta 700.000 (10% del volumen de uso de fósiles de Estados Unidos).

Para mala noticia de los exportadores de gas agrupados en ese importante Foro Estados Unidos es el nuevo “rey” de la exportación de petróleo/gas vía fracking. Vale decir están aprovechando nuevos precios del barril de petróleo para exportar, han dejado de ser importadores natos y están peleando la vanguardia. Datos más o datos menos Estados Unidos produce cerca de 9 millones de barriles/día de petróleo y cerca de 75 TCF (trillón) pies cúbicos de gas, todo “gracias” a la industria fracking. Y lo más importante: están vendiendo, vía LNG gas del fracking a mercados spot, es sin duda el triunfo del capitalismo sobre el populismo petrogasista de algunos países.  Bolivia pudo haberse incorporado en 2003 al “club” de países LNG cuando había un proyecto sobre el particular. El proyecto fue aplastado por una opinión pública poco formada y retrasaron más de una década a Bolivia en ponerla a la vanguardia en nuevos negocios.

El foro está compuesto por Argelia, Bolivia, Brunei, Egipto, Guinea Ecuatorial, Indonesia, Irán, Libia, Malasia, Nigeria, Omán, Qatar, Rusia, Trinidad y Tobago, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela. Como países observadores Noruega, Irak, Holanda, Perú y Kazajstán. Ni el presidente de Emiratos ni el Emir de Qatar como tampoco el presidente de Rusia vinieron a Bolivia. Algo debe estar pasando para que 3 de los más grandes productores de gas no asistan a la cita en la que sin embargo se tomaron fotos y condecoraron a más no poder Evo Morales, Nicolás Maduro, el dictador de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang y el vicepresidente del régimen fundamentalista de Irán, Eshaq Yahanguiri, éste último aprovecho para decir que “América Latina tiene suma importancia para la República Islámica de Irán y para su política exterior, tiene un lugar muy elevado. Y aquí estamos para extender las relaciones cada vez más con estos países”, anuncio que debería llamar la atención porque no tiene nada que ver con gas y sí con mucha geopolítica expansiva.

Otro brulote pronunciado en el foro fue del jefe de estado boliviano que dijo: “Quienes quieren invertir en Bolivia bienvenidos, pero respetando las normas bolivianas y no hagan política para conspirar a un Gobierno”, frase que para expertos del sector fue poco menos que inoportuna.

Un apunte: Bolivia es como Venezuela: tampoco es tan atractiva para invertir dado que en la última década solo YPF de Argentina y Gazprom, invirtieron en modestos proyectos. La venezolana PDVSA estuvo con sus aliados de Bolivia un tiempo corto más haciendo propaganda que inversión. Es que Venezuela se dedica al petróleo y muy poco al gas. Y como va Venezuela ya pronto deberá pedir auxilio para cumplir su propio consumo interno de combustibles.

La propia presidenta de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía, Claudia Cronenbold, señaló que los objetivos de las firmas privadas no son políticos, sino comerciales. Es que en un Foro técnico nadie puede amenazar a nadie ni prohibir nada. Alguno tiene la visión de libertad muy corta.

Lo que debo resaltar, para felicidad de los países exportadores de gas es que el gas natural es un energético de transición de fósiles a renovables, y lo será por las próximas tres décadas de manera que el primer punto de su declaración del Foro es conceptualmente irrebatible: Desarrollar e implementar políticas para la producción y el consumo de gas natural como un recurso confiable, limpio, eficiente y vital en la matriz energética global, apoyando la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Habría sido interesante conocer ya de políticas y estrategias coordinadas entre los países miembros del Foro de Países Exportadores de Gas, concretas para implementar en países de menos tamaño de exportación como Bolivia o Venezuela.

Traigo a mi memoria lo que años atrás la prensa paraguaya resaltó que el ministro de exteriores de ese país Héctor Lacognata expresó que durante la próxima visita oficial del Emir de Qatar, Scheikh Hamad bin Khalifa Al-Thani se planteará «oficialmente la propuesta para obtener financiación del proyecto de gasoducto Urupabol», que es la infraestructura de transporte de gas natural boliviano a Uruguay y Paraguay.

Ese tipo de planteamientos ante países tan poderosos como Qatar eran importantes. No sé si tal propuesta haya caminado o no pero con seguridad que si hay una propuesta técnica adecuada Qatar escucharía a sus amigos latinoamericanos. Qatar, que debajo de sus aguas y de su territorio tiene un domo gasífero impresionante, es el segundo país con ingreso per cápita del mundo. Sus reservas de petróleo superan los 15 mil millones (15 billones, en inglés) de barriles que -en actuales niveles de suministro al mundo- tiene para mucho más de 40 años en negocios petrolíferos. En gas natural sus reservas representan el 14% de las reservas del mundo entero. Tienen un negocio LNG marchando a cien por cien, es otro ejemplo que Qatar podría haber sido un mentor y patrocinador –como socio- de países como Bolivia o Venezuela en negocios de gas.

Así van las cosas en los países exportadores de gas.


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