De entre muchas disponibles, hay una heurística básica para la toma de decisiones que consta de 7 pasos secuenciales: identificar la naturaleza de la decisión, recopilar información, identificar las alternativas, sopesar las evidencias, seleccionar entre las alternativas, tomar medidas y, finalmente, revisar la decisión.

En tal heurística subyacen los tres elementos básicos que se necesitan para resolver un problema: la diagnosis, el plan y los recursos. De estos tres elementos, a mi juicio, los recursos es lo más importante. Y es que sin el recurso humano adecuado no habrá ni buena diagnosis ni buen plan. Para efectos de este artículo utilizaré el concepto de «capital humano» para asociarlo a los recursos.

¿Y cómo definimos entonces capital humano?

Claudia Goldin, del Departamento de Economía de la Universidad de Harvard y también miembro de la Oficina Nacional de Investigación Económica (Estados Unidos), nos suministra dos versiones. En una versión resumida, el capital humano es el inventario de habilidades que posee la fuerza laboral. En una versión ampliada, el capital humano es el conjunto de hábitos, conocimientos, atributos sociales y de personalidad (incluida la creatividad) que se materializan en la capacidad de realizar el trabajo para producir valor económico. Observe el lector el concepto: el capital humano es tal solo si produce valor económico.

Tal inventario de habilidades es susceptible de ser medido y reportado. En consecuencia, y también para efectos de este artículo, utilizaré una medida fácilmente ubicable y transparente como el Índice de Capital Humano (ICH) que patrocina el Foro Económico Mundial.

En el contexto de la Cuarta Revolución Industrial, el ICH proporciona un medio para medir los elementos cuantificables del potencial de talento del mundo para que, quienes tienen jurisdicción, se puedan centrar en una mayor atención en su entrega y en la subsecuente creación de valor económico. Al medir los recursos de talento de los países de manera holística según la capacidad de los individuos para adquirir, desarrollar y desplegar habilidades a lo largo de su vida laboral, en lugar de simplemente durante los años formativos, se espera fomentar una verdadera revolución en los sistemas educativos donde la educación está orientada a satisfacer las necesidades de la futura fuerza laboral.

El último ICH disponible es el que hace referencia al año de 2017 y clasifica a 130 países en la medida en que están desarrollando su capital humano en una escala de 0 (peor) a 100 (mejor) en 4 dimensiones temáticas: capacidad, despliegue, desarrollo y know-how, y 5 edades distintas: 0-14 años; 15-24 años; 25-54 años; 55-64 años; y 65 años y más, todo ello con el expreso objetivo de capturar el perfil del potencial de capital humano completo de un país.

La variable Capacidad cuantifica el inventario de educación existente a través de generaciones; la variable Despliegue cubre la aplicación y la acumulación de habilidades a través del trabajo; la variable Desarrollo refleja los esfuerzos actuales para educar, capacitar y mejorar a la población estudiantil y la población en edad de trabajar; y la variable Know-How captura la amplitud y la profundidad del uso de habilidades especializadas en el trabajo.

Así, en este grupo de 130 países reportados por el ICH y cuyo punto medio es el puesto 65, nuestra destruida Venezuela ocupa el lugar 94. Es decir, se ubica en el 25% de los países del mundo con más bajo capital humano cuantificado y, en consecuencia, con el más bajo valor económico creado.

Un hallazgo interesante es que en mejor posición que Venezuela se encuentran 17 países latinoamericanos y de la cuenca caribeña: Argentina, Chile, Bolivia, Panamá, Trinidad y Tobago, Costa Rica, Uruguay, Perú, Colombia, México, Ecuador, Brasil, Barbados, Jamaica, Guyana, Paraguay y República Dominicana. Observe el lector que un país como Guyana, ahorita el cuarto de Latinoamérica en reservas de petróleo después de Brasil y Ecuador, está en mejor posición que Venezuela en lo que respecta a capital humano.

Si colocamos la lupa y vemos a Venezuela en cada una de las 4 variables que conforman el ICH, encontramos que ocupa el puesto 74 en desarrollo, el puesto 87 en capacidad, el puesto 89 en despliegue y el puesto 116 en know-how. En palabras más llanas, en un universo de 130 países, hay 115 que superan a Venezuela en know-how.

En tal contexto de 4° Revolución Industrial y casi cero know-how, el denominado Plan Nacional de Cambio, Renovación y Rectificación, el “enésimo» plan de Nicolás Maduro no tendrá resultado positivo alguno. Si algo ha demostrado una y otra vez este gobierno de incompetentes es que no tiene el know-how, no tiene el conocimiento, como tampoco lo tienen los cubanos que lo asesoran.

El fracaso del enésimo plan está escrito.

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