¿Cómo es posible que existan personas a quienes les guste la democracia? ¿En qué mente enferma puede tener cabida las ganas de ser libre?

Existen mentes retorcidas a las que se les da todo y, sin embargo, exigen leer, escuchar, ver, decir y hacer lo que se les antoje. Algunas hasta pretenden pensar por su cuenta. ¿Habrase visto?

Qué bueno es depender de alguien que te mantenga, y si es el gobierno, mejor. ¿Quién puede criticar a quien te regala alimentos, medicinas, deporte, cultura, pan y circo? El problema es que la gente es ingrata. Si cubren gratis tus necesidades, ¿para qué quieres ser libre?

En Venezuela podemos comprar cualquier cosa. Si escasea casi todo o no alcanza el salario es por culpa de la guerra económica que, por cierto, pronto el gobierno revelará quién la dirige. Ellos tienen pruebas y estamos claros en que esa escasez es un problema que obviamente no les compete a ellos.

Otra ventaja de países que no tienen democracia es que hay un solo canal de televisión, un solo periódico y una sola radio ¡Eso es extraordinario! Por eso, en Venezuela, ahora ni El Nacional se imprime. ¡Es un ahorro! Imaginen lo que economizaríamos sin cable, sin Internet, sin comprar cosas inútiles como pasta de dientes, toallas sanitarias o desodorantes, productos indispensables en países en donde existe democracia.

Me parece excelente que el gobierno constitucional, apegado a la nueva constitución que el mismo gobierno le mandó a redactar a Hermann Escarrá, arremeta contra las universidades de verdad, en donde los estudiantes deben estudiar hasta seis años para graduarse y algunos hasta investigaciones y posgrados hacen. Ya es hora de acabar con esa aberración.

Ni hablar de la ventaja de tener un solo presidente para siempre. Presidente que uno tiene la certeza de que morirá de viejito mandando y hablando pendejadas. Prometiendo que el próximo año sí van a cambiar las cosas. ¡Qué maravilloso saber que no tenemos que hacer elecciones cada cinco o seis años ni esperar en la madrugada los resultados de Tibisay Lucena! Debemos dar las gracias por tener un gobierno tan bueno.

Odio la democracia y todo aquello que tenga que ver con la libertad individual. Por eso hoy Cuba, Turquía, Corea del Norte, Bolivia y Nicaragua están tan contentos al ver a Venezuela conducida por este inmenso y ancho hombre quien, definitivamente, pasará a la historia universal, donde ya se escucha un clamor que aturde los oídos y que dice… ¡Ay! Se me acabó la página.


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