La desconfianza de los inversionistas en cuanto el rumbo económico de Colombia se viene a unir a la expectativa de una recesión mundial y esta semana el dólar se disparó alcanzado niveles astronómicos. La situación está totalmente descontrolada y las alarmas están prendidas. Esta semana la moneda americana alcanzó niveles históricos y todo parece apuntar a que podría pasar de los 5.000 pesos por dólar, una cifra inimaginable para todo colombiano. De acuerdo a Bloomberg, el peso colombiano se ubicó como la sexta moneda más devaluada en el semestre detrás de las monedas de Ghana, Surinam, Sierra Leona, Ucrania y Argentina.

Sobre la volatilidad de la tasa cambiaria es preciso aclarar dos cosas: Colombia no está sola en este juego. Brasil , Perú y Chile también se han visto castigados por este fenómeno. El Euro también se encuentra amenazado. Es decir, el fenómeno tiene un indudable origen global.

Pero es que al margen de la inestabilidad de los mercados, la inflación generada a escala planetaria y las medidas tomadas por los bancos para intentar rebajarla, en Colombia es la incertidumbre sobre el rumbo de la economía doméstica la que alimenta esta disparada de la divisa y sin duda que ella está responde al ruido político interno y a una actividad inusitada en las redes sociales en favor de la inestabilidad.

La desaceleración económica que experimenta Colombia desde fin de julio es la primera de las preocupaciones de los inversionistas y ella está sazonada por las reformas laborales que está intentando el gobierno de Petro: incremento inmediato de los salarios y una sacudida importante en el régimen laboral para el año 2023 que aún no se sabe hacia donde se dirige.

Pero los únicos inquietos no son los inversionistas. La población de a pie ve esta disparada del dólar como un hecho fatal que impactará el costo de la canasta básica. Ya los órganos competentes en materia estadística en informes recientes habían revelado que la inflación llegó a 11,4%, una cifra que no se registraba hace 23 años. Ello tenía, más que nada, un origen en las consecuencias de la pandemia del covid y la alteración de las cadenas globales de suministro y de la guerra en Ucrania. Ya el arroz y los huevos habían visto crecer sus precios en 33% y 30%. Pero es que además un conjunto importante de bienes de esta canasta son importados y recibirá el impacto del alto costo de la divisa de manera inmediata. Me refiero a maíz, trigo, pollo, carne de cerdo y de res, frutas y verduras. En definitiva, todo lo que sea sujeto de comercio exterior. Así pues, son los colombianos de los estratos 1 y 2 los más desfavorecidos, los que se verán inmediatamente afectados por la subida del dólar.

El caso es que la disparada del dólar tiene en aprietos al gobierno. Su política de diversificación de exportaciones y de autosuficiencia alimentaria se verá seriamente impactada por este fenómeno toda vez que el café, frutas, verduras y hortalizas requieren de la importación de insumos agrícolas como fertilizantes que también recibirán el impacto de la devaluación y ello se traducirá en precios mayores al consumidor final.

Gustavo Petro, sin embargo, parece estar cómodo con la situación y hasta se permite bromear cínicamente sobre ella cuando asegura que la prensa que le adversa está esperando que la divisa pase del umbral de los 5.000 pesos para sacar sus grandes titulares.

El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, por su lado, ha declarado que ha habido días de incertidumbre pero confía en que los mercados se calme.

Parece poco ante la gravedad de las consecuencias…

 


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