Mientras los venezolanos, con sobrada razón, centramos nuestras preocupaciones en las muy difíciles horas que nos toca vivir a diario con la represión, las muertes y las carencias que arropan nuestro alrededor, el mundo sigue su curso produciendo acontecimientos que de alguna manera –directa o no– afectan la dinámica en que vivimos pese al aislamiento forzado al que nos quiere someter el grupo que desde Miraflores –y seguramente La Habana– todavía mantiene el poder y la fuerza, decreciente, sí, pero suficiente para insistir en el rumbo suicida que han elegido para la patria.

En Estados Unidos, donde el clima político no cesa en su pugnacidad (casi siempre dentro de los límites del Estado de Derecho y equilibrio de poderes), se vienen repitiendo gestos y declaraciones que van denotando la preocupación creciente de las autoridades del “imperio” por los acontecimientos venezolanos.

Es absolutamente obvio que Washington tiene prioridades y preocupaciones mucho más relevantes en otras partes del mundo como para hacer de la democracia venezolana un punto central de su diplomacia. Sin embargo, en los escenarios pertinentes se acumulan indicios de que ya hay preocupación, lo cual no significa en modo alguno que dicha preocupación pudiera convertirse en una acción militar como deliran los jerarcas del régimen. En el siglo XXI de la globalización las travesuras se hacen de otra manera.

Dichos precisos de boca de Mr. Trump (en entrevista con Macri) afirmando que Venezuela es “un desastre” no pueden pasar desapercibidos, menos aun si son complementados con explícitas declaraciones del secretario de Estado Tillerson sobre derechos humanos y referencias provenientes de otros estamentos del gobierno norteamericano como el Departamento del Tesoro que monitorea la licitud de los movimientos de fondos tanto del gobierno como de los “enchufados” a fin de incluirlos en la lista de sancionados. Tampoco pasan desapercibidos los abucheos a jerarcas que viajan al exterior ni las manifestaciones de compatriotas frente a embajadas o consulados. El mundo ya está anoticiado y si bien eso no tumba gobierno sí le hace la vida bastante más difícil.

Es en ese marco donde la demencia (literalmente) de quienes “conducen” (por decir algo) a Venezuela se manifiesta en su dramatismo cuando nos venimos a enterar de que nada menos que Citgo realizó una donación de medio millón de dólares para el fondo que se constituyó para los actos de celebración de la toma de posesión de Trump el pasado 20 de enero. ¡Citgo –propiedad de Pdvsa– “donando” dólares a un fondo privado que ensalza y festeja a quien Nicolás, Delcy & Co. acusan hora tras hora de preparar y/o alentar una aventura intervencionista de tipo militar! Dígame Ud., amigo lector –cualquiera sea su alineación política–, si tal conducta no es alucinante.

Sigamos con el estrepitoso fracaso de la reunión de la Celac convocada por el gobierno de Venezuela para lavarse la cara luego de la repulsa contundente recibida en la OEA. Es este un tema que no parece relevante para controlar el precio de la harina de maíz precocida pero sí revela la desquiciada ilusión de que los mismos cancilleres de la OEA (menos Estados Unidos y Canadá más Cuba) irían a votar distinto a como lo hicieron sus representantes en la organización regional apenas una semana antes y como lo harán en la reunión que próximamente se celebrará para tratar el mismísimo tema de la crisis venezolana.

En el ínterin figuras relevantes de gobierno y oposición en el continente y fuera de él (España, Italia, Europarlamento, etc.) continúan sumando sus voces de protesta incluyendo al Papa, quien luego de una declaración desafortunada, también se suma al reclamo mundial en pro del respeto a los derechos humanos. Queda ya en evidencia que salvo los “panas” de Nicaragua (que igual tiene tratado de libre comercio con Estados Unidos), Bolivia (que habla muchas estupideces pero comete menos) y algún trasnochado caribeño, pocos siguen apoyando al pobrecito Nicolás. Ni Ecuador ni El Salvador se la juegan “patria o muerte” con quien ya lleva la parca pintada a su lado. Será por eso que corre el rumor que afirma que más de uno de la “nomenklatura” estaría buscando a dónde arrimarse cuando llegue el final de la aventura. Conociendo la naturaleza de la política no sería extraño que muchos de los que se beneficiaron de la dádiva chavista ahora se hagan los locos. Claro que siempre queda la posibilidad de pasar un “exilio dorado” en Zimbabue, Bielorrusia, Corea del Norte o alguna otra de las “democracias” No Alineadas dispuestas a recibir a los que alguna vez fueron sus aliados. Con Cuba habrá que ver si la gerontocracia habanera decide sacrificar a su antiguo Mecenas para no perjudicar los nuevos aires que soplan con Washington o si se echan ese muerto encima.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!