La represión y la tortura son innegables en Venezuela.

El último informe de la Misión Internacional independiente de determinación de hechos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sobre la violación sistemática de los Derechos Humanos en Venezuela, detalla la responsabilidad por crímenes de lesa humanidad, donde los organismos de inteligencia del Estado venezolano, en manos de civiles y militares, funcionan como estructuras bien coordinadas y eficaces para la represión, la tortura y violencia sexual de quienes adversan a la actual dictadura, estableciendo la existencia de una maquinaria para la violación de los derechos humanos, dirigida por Nicolás Maduro.

El informe, a pesar de su profundo e impactante contenido, ha sido silenciado por los medios de comunicación, y por todos los sectores políticos, salvo algunos dirigentes que se arriesgan constantemente al atreverse a colocarlo de relieve, el poder del régimen se siente latente en la opacidad que hace todo por sepultar grandes e incontenibles verdades, siguen siendo el Sebin y la Dgcim, los organismos centrales para la represión y la tortura, en un momento el FAES, fue la fuerza utilizada para estos fines, también señalada en informes ONU, y a partir de allí, disfrazado este organismo con el nombre del DIP, y aunque su comportamiento no se expresa de la misma forma, las represiones en Venezuela no cesan, solo cambian de organismo, mientras las humillaciones, el dolor, el sufrimiento y las muertes persisten en la humanidad de inocentes, sentenciados por las diferencias políticas y el empeño de retener el poder en contra de la voluntad de un inmenso pueblo.

La crisis política que se acentúa en Venezuela, sin lugar a dudas es multidimensional, provocando la destrucción de toda la estructura social, política y económica, pero ha tenido su epicentro en la carencia de democracia, el país hoy supera los 7 millones de migrantes, esperanzados en poder vivir mejor, alejados de un sistema que los condena y mutila si piensan diferente, siendo la separación de los hogares venezolanos, uno de los mayores elementos de destrucción que experimentamos a manos de la crueldad de la dictadura, y la otra de las tantas complejidades que hoy sufrimos y una de las más dolorosas y difícil de superar es la de los presos políticos, impedidos de comunicación con sus familiares, atención médica, y sometidos a maltratos físicos y humillantes, todos dentro del esquema de torturas que bien describen los informes de los organismos internacionales que han estudiado e investigado a fondo tal situación, con la colaboración de los familiares de las victimas que no paran en denunciar los horrores a los que son sometidos sus seres queridos.

Es urgente una comisión para la libertad de los presos políticos.

Lamentablemente, en este punto el único mensaje a los familiares, a las tantas victimas, a los presos políticos, se reduce a la oportunidad de canje o muerte, el primero palpable recientemente con la situación de los cinco gerentes de Citgo y los dos ciudadanos norteamericanos presos injustamente en Venezuela, pero que conllevó a la liberación de los sobrinos de Cilia Flores, conocidos como los narcosobrinos, y el otro aspecto posee un amargo sabor, reflejado en las muertes del capitán Acosta Arévalo, el concejal Fernando Albán, o por ejemplo el general Raúl Isaías Baduel, se podrían nombrar muchos más, todo el país y el mundo entero conocen cual ha sido la conducta implacable contra los presos políticos en Venezuela.

Ahora bien, auspiciado por las negociaciones de la administración Biden-Miraflores, y el lobby desprestigiado de José Luis Rodríguez Zapatero, se estaría muy cerca de retomar las negociaciones en México para sustancialmente llegar a un acuerdo que nos conduzca alcanzar acuerdos a través de los diálogos y fundamentalmente de la vía electoral, todos los factores esgrimen dentro de sus argumentos la conquista de la paz, como si la sola pronunciación de la palabra materializara los eventos deseados.

Esa construcción de la paz anhelada requiere inmediatamente de la transformación de las relaciones sociales, caracterizadas en el país por la violencia y la confrontación, el dolor que ha producido el conflicto en el país, esa paz pregonada debe acompañarse por un cambio social constructivo, que debería empezar por la libertad de los presos políticos, civiles y militares, que sea el inicio del cambio de la recriminación mutua, del odio, la desconfianza, por el respeto, el compromiso para la creación de un mejor país, es doloroso pero aun el madurismo imperante con su arrogancia y su conducta dantesca no se aproxima a la construcción de un escenario de esta naturaleza, la paz lleva implícita la reconciliación y el perdón, y con centenares de presos políticos, será muy difícil confiar en esa posibilidad, por ello es urgente la constitución de una comisión que se organice y presione en todos los escenarios posibles para la libertad de nuestros presos políticos.

Los factores de la política internacional tendrán que tomar decisiones en algún momento alejados de los intereses económicos que les preceden, Venezuela es un elemento catalizador en América Latina, su pueblo reclama libertad, soberanía y democracia, más allá de los malos ejemplos del desempeño interno de algunos politiqueros, la nación parirá los nuevos liderazgos que le urgen en este momento histórico, la dictadura de maduro se agota, para su declive final hace aun falta comprensión del contexto en el que nos encontramos y la construcción de una relación de principios y compromisos por la libertad de todo el país, eso que desde hace tiempo llamamos unidad y la queremos ver desde diferentes ópticas, pero se resume en realidad en compromiso con la libertad de la nación, y que debe dar sus inicio con la libertad de todos los presos políticos.

@jufraga12


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