Lamentablemente y con mucha impotencia manifestamos que todos los malos pronósticos se cumplieron. La crisis de salud que ya se había instalado desde hace varios años, incluso antes del inicio del primer período de “gobierno” del régimen al cual actualmente más de 50 países catalogan de ilegítimo y usurpador por los motivos que ya conocemos, es insostenible y sin solución alguna mientras este siga en la intención de llevar las riendas del poder en Venezuela.

Desde el año 2013 la crisis de salud avanzó de manera galopante hacia el deterioro y destrucción prácticamente total del sistema público de salud e incluso con una gran incidencia igualmente negativa en la medicina privada. La tragedia de la salud en nuestro país se potenció en días pasados con la muerte de 4 niños que estaban a la espera de un trasplante de medula ósea, situación muy triste y lamentable que ya se había pronosticado a través de las incansables denuncias de organizaciones defensoras de los derechos humanos de nuestros niños y por los padres de los 30 niños que integraban la lista de espera por este procedimiento. Ahora quedan 26, con el riesgo de que vuelva a ocurrir este hecho trágico porque 10 de estos niños padecen leucemia aguda y pueden fallecer a corto plazo.

No valieron los gritos desesperados de las madres del J. M., el régimen pone como excusa que las sanciones que les fueron impuestas no permitieron que se cumpliera lo pautado con el convenio entre el gobierno de Italia y la empresa estatal Petróleos de Venezuela, debido a que esta tenía una deuda de 10 millones de euros por dicho convenio, por lo que estos niños no fueron trasladados a dicho país para materializar el procedimiento del trasplante de médula.

No obstante, vemos con indignación cómo el régimen aprueba, simultáneamente a estos acontecimientos, la inversión de 50 millones de euros para la adquisición de uniformes militares. La situación del Hospital J. M. de los Ríos sigue siendo catastrófica, no solo en estos momentos con relación a lo que aconteció con los niños del servicio de hematología. El pasado año fallecieron 8 niños del servicio de nefrología, a pesar de que también se había advertido de la contaminación de la Unidad de Hemodiálisis y de otras fallas en dicha área. Recordando que para los pacientes pediátricos hospitalizados en nefrología se aprobaron desde el pasado año medidas cautelares a través  de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos., para los pacientes del servicio de hematología se solicitó la extensión de estas medidas.

Ante este panorama desolador de la salud en Venezuela, en el cual predomina el deterioro de los hospitales públicos, la escasez de insumos médicos y sobre todo de medicamentos, salen a relucir declaraciones del ministro de Salud a través de las cuales anuncia que debido a la escasez de medicamentos, por instrucción presidencial, se tratará de “impulsar en Venezuela el uso de plantas medicinales” o sea  que pasaremos de la medicina científica a la medicina yerbatera. Indudablemente, es una declaración que refleja el grado de incapacidad de este régimen para llevar adelante las políticas o programas de salud.

Hay que aclarar que cuando se trata de establecer una medicina basada en la producción de plantas medicinales, se está retrotrayendo nuestro sistema sanitario a tiempos ancestrales. No es la primera vez, ya que también hay que recordar otra declaración infeliz, en tiempos anteriores, de una funcionaria del régimen con relación al uso de “la planta de acetaminofén” ante el déficit de medicamentos para la fiebre en ese momento. Expertos señalan que existen muchos principios activos en dichas  plantas, pero que están supeditadas a concentraciones mínimas y que tienen que ser rescatadas a través de una adecuada biotecnología, de la cual carecemos.

Cuando nos damos cuenta de que un “gobierno” no tiene la capacidad y respuesta para comercializar y producir medicamentos que se requieren en el país, los cuales tienen que ser debidamente certificados, se producen este tipo de declaraciones, revestidas de una gran irresponsabilidad y las cuales reflejan simplemente que no hallan qué hacer ante esta grave crisis de salud y que creen que con “guarapos” le van a solucionar los problemas por ejemplo a los pacientes oncológicos. También la excusa perfecta es decir que las sanciones o el bloqueo impiden las compras de medicamentos e insumos médicos, cuando esta grave crisis comenzó años atrás cuando no existían estas sanciones.

El régimen nunca escuchó las advertencias de instituciones serias como la Academia Nacional de Medicina, las sociedades científicas, ONG ni de trabajadores de la salud en general. Predominó la corrupción y las malas políticas de salud. La salud en Venezuela seguirá sumida en la tragedia y retroceso mientras la indolencia, la desidia, la ignorancia y autoritarismo se mantengan en el poder.


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