Chismes, rumores y desaguisados se agregan a la tragedia de la crisis general. El más reciente montaje, que llamaron Programa de Recuperación,  con cono de papeles monetarios y aplanamiento de salarios, fracasó. Dicen que fue asesorado por sabios españoles, digo que lo fue por los viejos maestros cubanos obedientes. La inflación sube, el bolívar pierde su mentada soberanía y la incertidumbre, incluida la del mismo gobierno, se mantiene.

¿Quiénes están dirigiendo este desastre? Pienso en la banda de los cuatro en los tiempos de la Revolución Cultural China, que en 1981 fueron sometidos a un juicio público en el que se les acusó de actividades contra el partido y  ataques contra la ideología del marxismo-leninismo, pero lo que encuentro es una banda de cinco: uno que maneja los fusiles y machetes, otro que maneja los reales y los guisos, dos hermanos con vocación de políticos cínicos hábiles para las tramoyas y un tipo grandote que en discursos infinitamente repetidos, trata de mantener la herencia y los acuerdos.

Me imagino el ambiente de sus reuniones y encuentros, el temor a las miradas inciertas, la búsqueda de culpables fracasados en su agotado staff y, en todo, el fantasma de la infidelidad a esa herencia recibida del eterno. A un retroceso que es difícil de digerir.

En las próximas semanas el hambre tomará el primer plano apuntalando al éxodo y a la infancia macilenta en su futuro negado.La gente toma las calles y paran el trabajo hasta donde es posible o conveniente y el apoyo internacional crece y avanza, al punto de hacer recordar a Tarzán en su lucha solitaria contra el Mundo.

Así, agotado el idealismo marxista  y  caídos los caminos pragmáticos, no hay lugar para discusiones profundas. Se trata de salvar al país.

Propuse –es necesario que uno también proponga – la formación de un comité de conflicto, de un grupo  designado para darle coherencia y dirección a esas crecientes y numerosas protestas. Se habló de una “plataforma”  pero no se llegó a la creación de una dirección del conflicto sin que se le exigiera mayores exigencias políticas o de cambio de gobierno sino, precisamente, echar para atrás las tablas salariales.  Hasta donde sé y me llegan los  abundantes chismes, ese comité de conflicto o algo similar no se ha constituido. Pareciera haber un grave temor a los acuerdos y directivas. Los ambientes del Aula Magna demandaron esa directiva del conflicto, pero no cuajaron esas esperanzas. No obstante, aún hay tiempo como también lo hay para meterse en cualquier forma de pelea y participación y lograr una unidad que, eventualmente, se exprese en una dirección que le dé sentido a todo esto.

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@perroalzao


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