He visto a dirigentes de la nada reprochándole al ciudadano si saca o no el carnet de la patria, como si se tratara de una elección y no de una necesidad. ¿Acaso es así como se construye mayoría, ofendiendo y humillando al más pobre porque no tiene otra opción?

Si mi forma de exigir mis derechos es sacando ese carnet, me lo saco, porque en tiranía, todo los que sea defender mis derechos es una rebeldía. La cosa está en comenzar a usarlo como un mecanismo de presión y evitar que el régimen lo siga usando como mecanismo de coerción.

Hay que analizar en este momento qué sentido tiene exponerse a una discriminación mayor, cuando en tres meses no funcionen las “reformas económicas” y las cosas se pongan peor, para los que, además, no tienen posibilidad de irse y que no ven una salida en el corto plazo ante una oposición dividida, fragmentada, donde cada quien jala hacia lo que mejor le conviene.

En otros países de Latinoamérica, como Colombia y México, tienen un sistema similar. Colombia, por ejemplo, tiene el Sisben (Sistema de Selección de Beneficiarios Para Programas Sociales).

En fin, toda una discusión política y ética sobre el «carnet de la patria». Ojalá se hubiera dado esa discusión «ética y política» cuando el «carnet de Cadivi»; esto obliga definitivamente a reflexiones. El carnet y Cadivi son exactamente iguales, la misma afrenta y control social. ¿Entonces?, en Venezuela hay un reto: sobrevivir a la tragedia. Las pasiones, aun cuando sean comprensibles, no ayudan. Cuando las necesidades materiales primarias están en fase crítica, las necesidades existenciales suelen dar paso. La orden es sobrevivir hasta que ocurra un cambio. Lo contrario es irse del país, y eso es peor para quienes aspiran a un cambio.

El carnet de la patria es la instrumentación del apartheid y del campo de concentración electrónico para quienes no se incorporen al sistema.

Por ello debo criticar una vez más la manera torpe de esta dirigencia opositora, de cómo crítica e insulta al que por necesidad se tiene que sacar ese instrumento de identificación “social”, tomando en cuenta que es con los que quedamos en el país que tenemos que articular el cambio, y ese cambio debe incluir a esos venezolanos que hoy se ven obligados a sacar ese carnet ante la imposibilidad de irse y la necesidad ante no poder acceder a todo lo que como venezolanos nos corresponde.

Debemos tomar en cuenta la realidad de que siete de cada diez venezolanos hoy tienen el fulano carnet, y que casi la mitad de los que hoy se oponen al gobierno se han visto en la necesidad de sacarlo.

Finalizo ratificando que es imperativo que la comunidad internacional aplique la doctrina de la Responsabilidad de Proteger, objeto de la aprobación por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2010 impulsada por Kofi Annan.

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