El 20 de diciembre de 2017 la asamblea nacional constituyente (cuya ilegitimidad no hace falta demostrar) decretó la eliminación de la Alcaldía Metropolitana de Caracas. Posteriormente, el 11 de enero de 2018 Nicolás Maduro anunció la creación del plan socialista Caracas 2025 que, en resumidas cuentas, busca “dinamizar” a la Gran Caracas.

Más allá de la violación de los derechos políticos del alcalde metropolitano Antonio Ledezma como autoridad elegida democráticamente y de los ciudadanos que votaron por él (que ya de por sí es gravísimo), así como el fracaso seguro que le deparará a dicho plan, lo cierto es que esos acontecimientos son oportunos para reflexionar sobre la importancia de los gobiernos metropolitanos.

El solo hecho que en Latinoamérica 80% de la población resida en centros urbanos, cifra que alcanzará 85% para el año 2040 (Cepal 2014), y que actualmente el grueso del crecimiento económico de Latinoamérica provenga de ciudades intermedias y metropolitanas (BID 2005), es una advertencia sobre la magnitud del fenómeno urbano actual y futuro, y con ello las implicaciones en servicios públicos, infraestructura, transporte, movilidad y un sinfín de etcéteras.

Es por ello que la Organización de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), por citar algunas organizaciones internacionales, dan cuenta de la relevancia de la institucionalidad metropolitana para abordar realidades urbanas que trascienden a los gobiernos locales.

En Venezuela a la Caracas Metropolitana no le han faltado planes y proyectos para su desarrollo. La extinta Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano, el Plan Caracas 2000 y más recientemente el Plan Caracas 2020 realizado por la Alcaldía Metropolitana recientemente suprimida, son ejemplos claros de la existencia de estudios técnicos que han procurado un mejor desarrollo para el área metropolitana de Caracas.

Sí ha faltado, en cambio, ese discurso en los actores políticos y ciudadanos que defiendan la noción de lo metropolitano; lamentablemente, siempre ha existido un discurso más urgente que impide crear los consensos en torno a una visión compartida de ciudad.

El surgimiento de la descentralización hacia finales de los años 80 del siglo XX –a pesar de lo beneficioso que fue para el país–, en su momento afectó muchísimo el trabajo que durante varias décadas había realizado la extinta Oficina Metropolitana de Planeamiento de Urbano; la prioridad era la descentralización y gobiernos locales fuertes.

Luego, con la entrada en vigencia de la Constitución de 1999 la definición del área metropolitana de Caracas no se planteó de forma clara.

Entrado el siglo XXI, dos alcaldes oficialistas y uno de oposición han transitado por la Alcaldía Metropolitana en los últimos 17 años y, lejos de concretarse una visión en conjunto de ciudad, simplemente se desperdició una oportunidad invaluable para el desarrollo metropolitano de Caracas de forma coordinada, mancomunadamente; el tiempo transcurrió con “los dedos de Chávez”, la polarización, chavistas y opositores, las inhabilitaciones.

La consecuencia de una Caracas sin visión de conjunto, naturalmente, se ha manifestado en un discurso en el que los alcaldes que han formado parte de esta urbe metropolitana han premiado a la política municipal, parcelaria, de vecindad, por encima de una visión más global para Caracas, lenguaje reforzado, además, por identidades locales como “soy baruteño”, “hatillanidad”, “sentimiento chacaoense” que, sin duda alguna, afianzan mucho más a una representación de ciudad fragmentada, cortada por pedazos, sin conexión.

No se trata de restar importancia a los gobiernos municipales, nada más lejos de la realidad; son importantísimos y cumplen un rol fundamental en el desarrollo de Caracas, pero no deja de ser reprochable que para una ciudad, de apenas 2.904.395 de habitantes aproximadamente (y si se incluye a los Altos Mirandinos, Guarenas y Guatire, la cantidad calculada de habitantes es de 3.673.666, todavía lejos de ser una metrópolis de 5.000.000 de habitantes), el actor político no haya sido capaz unir y coordinar esfuerzos para el beneficio de una área metropolitana de Caracas.

La realidad es que no ha sido por técnicos y especialistas, pues los planes, proyectos y propuestas están ahí. Es importante indagar por que el político y el ciudadano caraqueño no han sabido-querido defender una visión más amplia de Caracas que trascienda los límites de sus municipios.

Quizá por eso es que cuando anunciaron la eliminación de la Alcaldía Metropolitana, la solidaridad fue automática con la persona, el alcalde metropolitano Antonio Ledezma, el político, y no con la institucionalidad que él representa si ni siquiera sabemos a qué se dedica un gobierno metropolitano, para qué defenderlo, ¿no?

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@jaimemerrick


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