Productores en Barinas deben demostrar que lo son para surtir de gasolina
Foto: Archivo

La olvidada tierra barinesa, lugar emblemático de la fracasada revolución chavo madurista, había sido dejada de lado, apartada y olvidada por quienes habiendo nacido allá, no llegaron a darle nunca lo que le habían ofrecido. Al haber nacido Hugo Chávez en esa tierra, y haber sido sus mandatarios regionales de la misma estirpe, todo hacía suponer que se convertiría en una tierra privilegiada en donde nada faltaría. Sin embargo, fue pasando el tiempo y Barinas seguía siendo la misma. Centenares de veces la dejaron sin electricidad, sin agua y sin recursos y, por si fuera poco, comenzaron a escasear los productos que allí mismo se cosechaban. La falta de semillas, consecuencia del exprópiese de Agro Isleña, la empresa que las producía, causó un desastre en esa tierra. Paralelamente disminuyeron los fertilizantes y los alimentos para la ganadería y la avicultura. Comenzó así el malestar de los nativos de esa ciudad y como consecuencia de ella el descontento hacia los mandatarios que regían sus destinos. Al padre del mismísimo Chávez dejaron de creerle sus promesas. Igualmente, continuó el rosario de quejas contra los hermanos del difunto comandante. Nada a su favor puede sostenerse en vista de que desde que comenzaron a gobernar, todos los hermanos fueron de la familia Chávez. Tal fue el desespero de los barineses que se manifestaron en  protestas una y otra vez. Cuando no era por falta de electricidad, lo era por el agua, por el gas, por el gasoil por la gasolina y pare usted de contar.

El desagrado se hizo visible en las pasadas elecciones regionales cuando el pueblo descontento y harto de la familia Chávez les pasó factura y votó en contra del gobernador Argenis Chávez y este no podía creer lo qué había ocurrido. Pero de inmediato el sucesor del galáctico echó mano de cuanto pudiera hacer para desconocer el triunfo del diputado Freddy Supérlano quien había sido el ganador de la contienda electoral. De allí mismo acudieron al famoso dicho mexicano de que «Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata». Comenzó un despliegue increíble de argucias de todo tipo para desconocer el triunfo limpio del candidato ganador y entones procedieron a inhabilitarlo. A este hecho insólito siguió algo parecido cuando surgió el nombre de la esposa del candidato ganador como aspirante a sucederlo, y también la inhabilitaron. Varios nombres adicionales surgieron y ocurrió lo mismo hasta que a duras penas aceptaron al diputado Sergio Garrido como aspirante al cargo, en representación de la oposición. El gobierno por su parte designó al insulso y gris Jorge Arreaza como candidato al cargo y de inmediato procedieron a promoverlo, siendo que nunca voto en Barinas, y, como por arte de birli birloque lo inscribieron en la lista de votantes de ese Estado. Las últimas semanas se ha visto un inusitado despliegue de apoyo del gobierno de Maduro a  Barinas. Cantidades de gandolas de gasolina y de gasoil con destino a ese lugar hacen que en estos momentos los ciudadanos de esa ciudad tengan más combustible  que el resto de Venezuela. Ahora les sobra el agua que antes no tenían luego que por fin procedieran a reparar la estación destartalada que tenía mucho tiempo sin funcionar. La ciudad está super adornada y por si fuera poco, hay la electricidad. No hay cortes de luz  y el Internet se transformó y funciona mejor que en el resto del país.  Por si fuera poco, comenzaron a inundarla de bodegones, supermercados de lujo y comercios de línea blanca a los que diariamente llegan cientos de camiones con artefactos eléctricos  para el hogar para encandilar a los incautos de esa región. Actualmente, Barinas se parece a Dubái. Todo se consigue. Los artefactos de línea blanca se regalan a cambio de votos, con toda la parafernalia antes anunciada, demás de que la coacción ejercida sobre sus habitantes es más que notoria. Se ha dicho que el voto estará controlado, es decir, una nevera, por ejemplo, a cambió de 10 o más votos controlados y asistidos. Y así continuará este festín de Baltazar hasta concluidas las elecciones. Terminará cuando  gane, como sea, el candidato chavista y por supuesto desaparecerá días después. No  hay que olvidar que Maduro ha dicho varias veces en público, que «la oposición no ganará ni con votos ni con balas». De momento un vigilante y nada transparente CNE  comienza a hacer de las suyas; la presión de las fuerzas armadas y puntos rojos estarán presentes y vamos a ver qué pasa. Ojalá y se imponga la dignidad del pueblo barinés, noble y atropellado y que vote a conciencia como hizo en las últimas elecciones dando el triunfo al candidato opositor. Si así ocurriera, que es lo deseable, no se extrañen, amigos lectores, que de inmediato suceda el famoso nombramiento de «protectores» para tener acorralado al candidato opositor si este resulta ganador de las elecciones. De no ser así, y ganar a la fuerza el oficialista, no habrá tal cosa y a los pocos días, el estado que fue Dubai por un par de semanas volverá a ser el de atnes, un pueblo hambriento y desolado.


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