Hace un año, con la llegada de 2014, el país se vio consternado con la primera mala noticia de tantas que tuvimos ese año. No pasaron muchas horas del abrazo del Feliz Año cuando nos enteramos del asesinato de la actriz Mónica Spears y su acompañante. Su papel protagónico en la novela La mujer perfecta atrajo, con una alta sintonía, la atención del público sobre el conocido síndrome de Asperger. Para hacer comparaciones con otro programa de TV, la forma como esta enfermedad fue contextualizada en esa novela vale la pena que sea brevemente recordada.

La protagonista (Micaela) pertenece a una familia numerosa de origen humilde, residente en un barrio caraqueño, con apreciable disfunción emocional entre todos sus miembros (puras mujeres). Por azar, conoce a un médico (Santiago), cirujano plástico, quien se dedica al lucrativo negocio de la “latonería y pintura” cosmética para mejorar la estética femenina, principalmente usando la técnica del bótox, de los biopolímeros, etc. Luchando para desenvolverse en una sociedad muy subdesarrollada y tercermundista como la venezolana, la protagonista logra una posición dentro de la administración de la clínica, trabajando directamente con el médico, quien se enamora de ella para finalmente quedar juntos muy felices.

Así, este paciente-personaje del síndrome de Asperger pone de relieve esta enfermedad en una típica novela venezolana, cuyo “formato” no varía: la misma chica humilde y pobre de siempre, además enferma y sin mucha educación formal, pero muy inteligente debido al síndrome que padece, se “resuelve” con un acaudalado galán y, de paso, médico; el sueño de cualquier mujer latina de estrato popular.

Veamos ahora el siguiente ejemplo con significativas variantes culturales o idiosincráticas. Con un nombre un tanto extraño, surge en el medio televisivo estadounidense (CBS), el programa The Big Bang Theory (La teoría de la gran explosión), expresión tomada de la cosmología. El personaje, de cuatro masculinos (Sheldon, protagonizado por el actor Jim Parsons), que más atrae la atención tiene una rara conducta social que se presume se relaciona con este síndrome. Este, junto con los otros coprotagonistas (normales, pero con fuertes rasgos “nerds”), entre los cuales hay uno de la India y otro judío, son brillantes jóvenes, todos investigadores científicos en el área de la Astrofísica, con títulos de PhD. A diferencia de la novela latina, la trama de esta comedia se desarrolla por capítulos independientes, con títulos exóticos como “El decaimiento Loobenfeld”, “La polarización Cooper-Hafstadter”, “El postulado Hamburguesa”, etc. Participan también personajes femeninos en cuyos papeles tratan de tolerar la apabullante inteligencia de sus amigos masculinos.

Esta serie televisiva anglosajona pareciera aburrida frente a las emocionantes pasiones desatadas en las novelas latinas, pero un examen acucioso de los parlamentos revela el alto nivel que los productores tienen que ponerle a sus guiones, basados en la física, para presentar una excelente sátira o parodia de las relaciones interpersonales entre gente muy preparada en la ciencia dura, de ambos sexos.

Ganadora de varios premios, The Big Bang Theory contrasta fuertemente con La mujer perfecta en la manera como esta última presenta el síndrome; usa para ello el sentimiento de lástima que la protagonista genera por su condición especial, característica muy típica en nuestro medio social. Ojalá que esta comparación estimule a los productores de novelas venezolanas para elevar el nivel de estas últimas, en beneficio de una mejor oferta de TV para el gran público nacional. Seguramente Conatel verá esto con muy buenos ojos.
    


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