2017 fue extraordinario para todo el sector ligado a las criptomonedas y en gran parte por el auge del bitcoin, que experimentó una revalorización de 1.300% al terminar con una cotización algo superior a los 13.000 dólares. Su valor a principios de enero del año pasado era cercano a los 1.000 dólares.
Pero el interés no se limitó al bitcoin. El 1° de enero de 2017 el total de ese mercado estaba valorado, según Coinmarketcap, en 17.700 millones de dólares, una cifra que se ubicó a comienzos de 2018 en 599.862 millones de dólares, lo que representa un aumento de 3.289%. Es decir, hubo criptomonedas que crecieron a un ritmo mucho más vigoroso que el bitcoin, lo que llevó al mercado total a multiplicarse por 32 en 2017.
El auge estuvo marcado por un interés creciente de los círculos financieros internacionales. El viejo discurso institucional sobre el bitcoin como facilitador del terrorismo y el narcotráfico, o las usuales descalificaciones de la fortaleza del mercado cripto como “una burbuja”, dieron paso en 2017 a la aceptación de este tipo de monedas como medio de pago en algunas instancias y por parte de algunos gobiernos que tienen ya proyectos de criptomonedas locales, como Suecia, Japón, Rusia y Venezuela, quien anunció una emisión de 100 millones de petros y revelará esta semana los detalles sobre su gestión.
El impulso definitivo para el sector cripto ocurrió el cuarto trimestre de 2017, con el anuncio de la inclusión del bitcoin en contratos a futuro por parte de las bolsas de valores de Chicago CBOE y CME, lo cual ocurrió en diciembre, el mes explosivo en términos históricos, cuando el bitcoin alcanzó el hito de los 20.000 dólares, si bien luego ocurrió una corrección a los niveles actuales.
Bits y bytes
Endoso clave
Instituciones de gran peso en el mundo bancario, como el Deutsche Bank, han afirmado que las criptomonedas son un nuevo tipo de activo con gran potencial para el futuro. Un banco de tanta influencia en el mercado como Goldman Sachs publicó un documento esta semana titulado “Bitcoin as Money”. «Algunas de las características de las criptomonedas que pueden hacerlas competitivas como almacenadoras de valor, también pueden atraer más escrutinio y regulación por parte del gobierno», señala.