Es un hecho cierto que el Ejecutivo nacional pensó, erróneamente, en un principio que la oposición no iba a participar en las elecciones regionales en la forma ventajista como estaban planificadas por el oficialismo. Pero a pesar de algunas desavenencias que existen en ciertos sectores de la oposición y del desánimo que se produjo a raíz del apagón de la calle, de las amenazas del gobierno de destituir a aquellos gobernadores electos que no reconozcan a la fraudulenta asamblea nacional constituyente, bien, a pesar de todas estas trabas, las fuerzas democráticas una vez más aceptaron el reto y el domingo pasado se hicieron presentes en los centros de votación para las primarias.

Allí están el gobierno y la señora Lucena entrampados sin encontrar la manera de salirse de la suerte. No consiguen la fórmula honrosa para fijar el día definitivo para las elecciones del mes de octubre. Es tan crítico su problema con las cifras electivas que se me ocurre pensar que están recapacitando para aplazar esa contienda electoral para fecha posterior, pero nunca se sabe a ciencia cierta.

Como es cosa sabida, el domingo pasado tuvieron lugar las elecciones primarias en diecinueve Estados de los veintitrés que forman nuestra geografía. Carabobo que tiene más de millón y medio de votantes no participó porque escogió su candidato por la vía del consenso; si no la cifra hubiera sido más elevada.

No dudo que los sectores democráticos, sus candidatos a gobernadores fundamentalmente, tendrían que aprovechar estos días para concienciar a la sociedad civil sobre lo importante de su participación en este proceso regional que probablemente se realice en el mes de octubre. Que este proceso es una trinchera de lucha, de batalla, contra una dictadura brutal. Que no importa, para nada, que mañana el dictador destituya por la fuerza de las bayonetas a los gobernadores recién electos; lo importante es la derrota en la calle a través del voto de la mayoría de los venezolanos, que se vea fuera de nuestras fronteras. Por lo tanto, no hay que perder tiempo, por ahora, en sesudos programas de gobiernos ni en ofrecimientos inútiles.

Regresando al punto de las primarias, me tomo la libertad de señalar unas sencillas estadísticas que copio del periodista Eugenio Martínez, experto en materia electoral, que nos pueden ilustrar sobre este tema: 1) La participación de votantes en este tipo de evento está en el orden de 10% solamente. 2) En las primarias del año 2010 solo votaron 364.474 personas. En esa elección votaron por la oposición 5.334.309 compatriotas. 3) En las primarias parlamentarias de 2015 participaron 544.793 personas. Bien, en esa elección votaron por la Unidad 7.707.422.

De manera que se puede concluir que estos son procesos donde participan en mayor número: la militancia partidista y los activistas políticos, y que además tiene mucho que ver lo que se conoce en la jerga política como “la maquinaria”. Es por esa razón que llama poderosamente la atención que figuras aguerridas, que tuvieron una participación casi heroica en las protestas de calles, como Juan Requesens, candidato por el estado Táchira, para nombrar un solo caso, quedaron muy lejos del primer lugar.

Hay que hacer todo el esfuerzo posible por reforzar la unidad. Por limar cualquier aspereza que se haya producido luego de esta contienda electoral interna. Llevar una intensa campaña que ilustre mejor sobre la importancia muy particular de estas elecciones regionales. No es muy complicado entender esto…

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