No es quizá el mejor momento para que estas cosas ocurran… o puede que sí lo sea.

El caso es que las operaciones militares conjuntas en el Caribe de Colombia y Estados Unidos no constituyen una reacción de ambos países frente a la solidaridad manifiesta del régimen de Maduro con las tropelías del zar ruso Vladimir Putin. La cosa viene de atrás.

Es cierto que el mundo libre no ha recibido con indiferencia la torpeza de Nicolás Maduro de manifestarse a favor del agresor en una guerra que a ojos de todos es el asalto criminal más fuera de lugar que haya podido idear el psicópata ruso. Pero es cierto también que estos ejercicios en los que Colombia muestra sus colmillos al régimen vecino tienen muchas lunas en preparación.

Mirémoslo más en detalle. Los ejercicios colombo-estadounidenses no ocurren a la calladita ni tampoco fue a través de un tuit –recurso digital muy utilizado en los momentos que corren- que las maniobras navales fueron dadas a conocer por los vecinos el pasado lunes 28.  En un informe conjunto la Armada de Colombia y la Marina de Estados Unidos anunciaron ejercicios de “interoperatividad” en el mar Caribe colombiano. Diego Molano, jefe de la cartera de la Defensa colombiana, grabó además un video transmitido a la colectividad en el que señalaba que las maniobras que se iniciarían 24 horas más tarde “apuntan a fortalecer la lucha contra el narcotráfico y la protección de la soberanía nacional”. Nadie duda de que estos son dos elementos constantes en la política interna y externa que minan la gobernabilidad del país. Sin embargo, Padrino López no solo rechazó los ejercicios  en el Caribe sino que los ha calificado de “ostentación imperialista”.

Pero también es bueno remarcar que no hay nada nuevo en la cooperación militar entre  Estados Unidos y Colombia. Hace exactamente dos años se efectuaron operaciones conjuntas similares a estas del Caribe en la frontera de La Guajira.  El “Ejercicio Vita” – así lo llamaban las partes- iba encaminado a capacitar a las tropas colombianas en operaciones estratégicas, médicas y tácticas. Como era dado esperar, estas maniobras provocaron en su momento reacciones similares a las de esta semana por parte de nuestro Ministerio de la Defensa.

Dicho lo anterior, algo más relevante debe estar siendo observado con detenimiento en esta ocasión por nuestros uniformados. Conocido es el hecho por parte de los expertos en asuntos bélicos de que las armas nucleares son elementos de disuasión de que disponen las naciones grandes que invierten en disponer de ellas no para ser utilizadas sino para enviar mensajes de alerta a posibles agresores. El comentario es oportuno porque es la primera vez que un submarino nuclear es incluido en estos ejercicios. No son muchos los detalles que se han transmitido en torno a esta operación, pero es muy protuberante la presencia de este singular componente de los ejercicios que norteamericanos y neogranadinos repiten con alguna frecuencia.

El destinatario de esta alerta por parte de la alianza colombo-estadounidense pudiera no ser Venezuela sino eventuales adversarios que estarían queriendo fortalecer las capacidades militares del régimen de Miraflores.

También en los días pasados el gobierno de Colombia ha manifestado incomodidad frente a la presencia de efectivos militares rusos en entrenamientos militares venezolanos, lo que no es asunto extraño dado el hecho de que buena parte del arsenal militar del régimen es de proveniencia rusa.

Piensa mal y acertarás….

 


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