El peso de los orígenes del M-19

A pocos días de las elecciones legislativas y presidenciales en Colombia, Gustavo Petro luce sólido en todas las encuestas, al menos en la primera vuelta. La ventaja es significativa en todos los muestreos que se han realizado, siendo el líder de Colombia Humana el único que ha crecido constantemente, frente al declive o estancamiento del resto de los adversarios.

Gustavo Petro, es bien sabido, posee un pasado como militante del M-19 desde el año 1977. Tuvo el alias de Comandante Aureliano, que hacía referencia al coronel Aureliano Buendía, personaje inmortalizado por el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez en la increíble novela Cien años de soledad.

En el año 1984, siendo concejal de la ciudad de Zipaquirá, declaró su militancia y pasó su lucha a la clandestinidad. Fue capturado un año después por el ejército y estuvo dos años en prisión, donde además acusó al coronel Luis Alfonso Plaza Vegas de haberlo torturado. Luego se comprobó que el militar no estaba en el país durante esos hechos.

En el año 2007 Gustavo Petro ofreció disculpas públicas al militar, quien pasó 8 años en prisión por haber comandado la Escuela de Caballería que dio respuesta militar a la toma del Palacio de Justicia por el M-19, que después de 28 horas de enfrentamiento registró más de 110 muertos y 11 desaparecidos.

Todos estos hechos provocaron que este militar haya tenido un largo periplo por la justicia colombiana, hasta ser absuelto totalmente, aspecto que sigue retumbando en la dinámica política de Colombia, porque para muchos la toma del Palacio de Justicia por el M-19, de Gustavo Petro, fue un acto delincuencial, que violentó las normas del derecho internacional humanitario, pero el deber del ejército en la operación era recuperar las instalaciones, proteger las victimas y restituir sus derechos.

Con toda la antesala sangrienta, este militar que se ha  convertido en una referencia del Ejército Nacional de Colombia, con la frase “estaba defendiendo la democracia”, ahora es una de las voces que alerta sobre Gustavo Petro, como un perpetrador de diferentes delitos, y que aun así mantiene altas posibilidades de ser electo presidente de Colombia, estando la moral de Gustavo Petro en entredicho, no es menos cierto la mal nutrida moral y ética de quienes le critican, dando paso al principio moral de cicerón; minima de malis eligenda, entre dos males se ha de elegir el menor.

¿Por que crece Petro?

Gustavo Petro es señalado por su enorme incapacidad para trabajar en equipo, su escasa articulación con personajes inteligentes, capaces de hacer aportes importantes para la creación de políticas públicas, si se revisan los comentarios de quienes le colaboraron en su gestión de alcalde de Bogotá, encontraremos, su reducida confianza en sus compañeros y por ende poca delegación de atribuciones, poniendo su entronado liderazgo bajo las reservas del narcisismo.

Aterrizando finalmente en improvisaciones, haciendo que la ausente planificación lo termine desbordando en decisiones inviables de ejecutar, ocasionando así daños patrimoniales, teniendo de ejemplo su gestión de alcalde bogotano, hasta profundizar en aspectos trascendentales para Colombia y para América Latina que vive sacudida por los efectos de Venezuela y la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez, uno de los mayores referentes de Gustavo Petro.

El resentimiento social, se ha convertido en uno de los elementos a evaluar dentro de la conducta y la narrativa de los candidatos y finalmente en los líderes de América Latina, y Gustavo Petro tiene mucho de ello, no solo por el discurso que hábilmente ha aprendido a matizar, sino por su experiencia de vida y las acciones violentas y terroristas del M-19, que son la referencia de “estabilidad y paz” con los que asumiría hipotéticamente la presidencia de Colombia, mas allá del actual discurso cargado de bondades, acercando a Colombia literalmente a la serie de telenovelas, sin senos no hay paraíso, donde la mas fuerte aspirante a la presidencia de Colombia era una delincuente apodada la diabla.

Colombia decide si compra ese modelo, el que puede fácilmente estudiar de sus vecinos, que han llegado al poder por las debilidades de la democracia, prometiendo pluralidad, entrega del poder al pueblo, pero luego se desmarcan de estos conceptos, para construir modelos violentos y autoritarios, tales, Bolivia, Cuba, Nicaragua, y Venezuela, con discursos incendiarios entre izquierdas y derechas, eludiendo el verdadero debate y esencia de la democracia, que se desarrolla actualmente que no es otro que democracia o totalitarismo.

Sin embargo su crecimiento y posible ascenso al poder esta latente, mucho deben explicar los líderes democráticos de Colombia, mucho deben revisar sobre sus gestiones y atenciones primordiales a la sociedad colombiana, que parece decidida a echar al traste lo que por ahora conservan, y arriesgarlo todo en una aventura signada por el odio, el resentimiento, el fracaso, la corrupción, que se agigantarán con un presidente de visión antidemocrática.

Petro en el camino de Putin

Algunos amigos colombianos les desagrada la comparación que desde Venezuela se hace entre Hugo Chávez, y Gustavo Petro, quienes fueron íntimos amigos, creyendo que los venezolanos desean transportar a todas partes el daño ocasionado por la mal llamada revolución bolivariana,  ahora exacerbada por Nicolás Maduro, haciendo de Venezuela la Somalia de este continente, donde la crisis política ha desatado hambre, pobreza y 7 millones de desplazados, de los cuales en Colombia hay cerca de 2 millones.

Aunque Gustavo Petro ha intentado desmarcarse del régimen de Nicolás Maduro, a quien señala de poseer una política de la muerte, violando sistemáticamente los derechos humanos, su credibilidad en este tema es escasa pero no repercute en Colombia como debería, en cambio la población de Venezuela, lo identifica en la misma línea de aprovechados y corruptos, que construyeron un imperio financiero desde Venezuela, teniéndolo en la misma fotografía de Piedad Córdoba y de Alex Saab, el empresario de Nicolás Maduro hoy privado de libertad en Estados Unidos.

Dentro de la pesada carga que lleva Gustavo Petro sobre sus hombros, se destaca la similitud de los gobiernos que se han acercado a Vladimir Putin, bajo las premisas de construir espacios para la democracia, siendo las verdaderas intenciones, alejarse de ella para construir espacios donde puedan perpetuarse en el poder, en menoscabo realmente de la libertad de los pueblos, con el desmantelamiento de las instituciones, para hacerlas serviles a una propuesta ideológica que no es mas que chantaje a la población, y es la base de la destrucción política del Estado.

Su dilatada trayectoria, y posiciones con relación a las dictaduras, su silencio con relación a la invasión de Rusia a Ucrania, hacen que Gustavo Petro luzca un discurso acomodado propio de un candidato presidencial, que en otro contexto jamás debería tener las opciones que hoy posee de asumir el poder.

Su aparente victoria en primera vuelta, debe ser suficiente para que abran los ojos los líderes de la democracia y logren amalgamar una opción que se traduzca en no solo todos contra Petro, sino todos por la preservación de la democracia colombiana, donde la rectificación de las políticas públicas al pueblo colombiano sea el eje transversal de esa propuesta, donde el ciudadano colombiano sienta verdaderamente el compromiso de una gestión contra la corrupción que se acrecienta en el país, donde se pueda construir un gobierno que pregone con el ejemplo, que eduque y remoralice a la sociedad que demuestre claramente una labor comprometida en cerrar los espacios a la violencia y a todos los efectos que desata el narcotráfico, solo así podrán salvar a Colombia, y cerrar el paso a los falsos profetas como Gustavo Petro.

No es tiempo para los egos, y la imposición de los partidos tradicionales, reconocer las fuerzas emergentes y liderazgos renovados es imprescindible y así lo reclama el pueblo de Colombia, su clase política también debe reconocerlo, puede ser la clave de la rectificación y la salvación de esa gran nación democrática.

@jufraga12


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