El anuncio de un puñado de guerrilleros colombianos arrepentidos ha sido noticia la semana que pasó, sobre todo por las implicaciones que eso tiene para Venezuela.

No es solo que digan que continuarán con la lucha armada y que dan al traste con el acuerdo de paz negociado en tiempos de la presidencia de Juan Manuel Santos, que ya es bastante para Colombia, sino que resulta que de este lado tienen las puertas abiertas para subvertir al continente, lo que debe activar las alarmas de todos aquellos que están del lado de la democracia.

Para nadie es un secreto que el régimen de Nicolás Maduro coquetea y colabora abiertamente con cualquier hijo de vecino que se manifieste revolucionario, aunque eso no sea más que un barniz con poco asidero ideológico. Así las cosas no es para nada descabellado que desde acá se esté promoviendo la caída del gobierno de Iván Duque, no solo de intención, ya que como todos sabemos del lado de allá se ha trabajado considerablemente por el cese de la usurpación.

Lo dicho por Iván Márquez y compañía es una amenaza bien seria, que no puede tomarse a la ligera. Por la medida chiquita estamos hablando de células terroristas que podrían diseminarse en el continente muy rápidamente, y que contarían con el apoyo logístico y financiero de Maduro, en el presente, y quizás los Fernández, si los argentinos cometen el desaguisado de volver a confiar los destinos del país a Cristina Fernández y su acólito.

El anuncio debería desencadenar una andanada de acciones, porque es necesario evitar que algo así tome cuerpo. No solo hay que acabarlo rápido, arrancarlo de raíz, sino que además no se debe permitir de ninguna forma la promoción de este tipo de conducta.

Colombia está en guerra, lamentablemente. Unos pocos ignoraron el acuerdo de paz y vuelven a las armas. Solo esperamos que no sea este el foco que incendie la llanura y extienda ese peligroso cáncer más allá de sus fronteras.

No queremos la guerra ni a nadie promoviéndola, ni que desde aquí se promueva a subversivos escudados en un discurso izquierdista trasnochado. Ya está bueno de usurpación.


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