La desesperación aumenta su potencia en la carretera ciudadana. La frustración toma auge en todo el plano nacional. Una indiferencia carcome vorazmente a un sector y la confusión aún no se ha disipado en el otro lado de la baranda. Hoy, lamentablemente, existen varias Venezuela porque el apartheid los ha conquistado y luego de esta semana existirá otro país.

Este año ha estado realizándose sistemáticamente el plan de radicalización de la revolución, en un intento del «presidente obrero» por seguir manteniendo el «proyecto de poder» y el cartel de «recompensa» ha generado pánico en sus filas. Esto implicará más radicalización política, aumento de la represión y reducción de las pocas garantías democráticas que se mantienen en el país. Para eso, los conductores de la oposición venezolana deben tomar serias cartas en el asunto cuanto antes.

La manera de hacer política, que es el principal problema que se debe resolver inmediatamente, luego de los sucesos de esta semana se ha de reformular de una forma irrestricta. Uno de los principales culpables de que actualmente esté tan desvirtuada y manchada, es la presencia y criterio de los militares en ella. El pensamiento de que «el que no está conmigo, está en mi contra» ha hecho el mayor de los daños. Así como el sistema chavista nos considera el enemigo que hay que convertir en «polvo cósmico» por no pensar como ellos, también piensan de esa forma muchos de nuestra acera.

Simple y banal farándula escandalosa disfrazada de política, la catarsis divisionista desde grupitos de WhatsApp, el interminable círculo vicioso de buscar la razón absoluta, liberando desmesuradamente esas pasiones ocultas contra líderes de la misma trinchera ha ocasionado que el respaldo popular vaya en declive. La búsqueda de más «RT», «likes» o «aplausitos» en la política del insulto y la destrucción no hace que el régimen se debilite sino que lo fortalece.

Entre las diversidades de pensamientos, es una victoria consolidar una razón y un criterio. Pero las distintas ideas e ideologías presentes dentro de la oposición venezolana desatan las emociones más oscuras y resentidas, y es allí­ donde olvidamos el debate de altura y comenzamos a puntualizar, señalar, escandalizar e incluso comentar despectivamente a todo gañote y con «autoridad» a quien, con mucho sudor, de una forma u otra, ha luchado de nuestro lado en contra de este régimen.

Debemos empezar a controlar las vísceras y usar la lógica y la razón para poder avanzar. En el año veinte del segundo milenio la política tiene que renacer desde sus cenizas más consumadas. Se ha de cultivar la lubricación para accionar en escenarios distintos a las redes sociales, porque ellas no derrotarán al régimen.

Se ha de quitar el collar del orgullo, los aretes de reconcomio y de resentimiento y empezar a reconocer al compañero que está luchando de una manera distinta, pero luchando al fin y al cabo. Debemos acercar y aceptar a aquellos disidentes y revolucionarios traicionados porque sus banderas fueron defraudadas por esta dictadura desde hace mucho tiempo atrás. Ellos ya están en nuestra acera y debemos reconocerlos como iguales.

El ambiente político que se vivirá en Venezuela tiene que lustrarse desde la verdadera construcción de ideas y en la guía de los ciudadanos en una ruta clara y concisa. Se han de recorrer incansablemente los sectores más desposeídos, más críticos, más abandonados por este régimen y recuperar la credibilidad y el respaldo que está desteñido. El verdadero liderazgo opositor debe unirse a toda costa para dar una victoria luego de tantas derrotas. El éxodo será masivo aún en cuarentena y se verá si el compromiso era con el país o con el bolsillo.

Debemos empezar a articular desde las bases con nuestra gente, ese sentimiento de cambio y democracia y tener nuevamente la mayoría que perdimos. Las tensiones se agudizarán más y más si la política no renace desde sus cimientos y se concluye definitivamente que en estos momentos es mejor pensar tres veces antes de hablar, porque «el que escupe para arriba, corre el riesgo de que le caiga la saliva en la cara».

#RendirseNoEsUnaOpcion

@JorgeFSambrano


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