Este artículo, y el de la semana que viene, está alineado con el que publiqué para El Nacional, el pasado 13 de noviembre de 2020, titulado «Criptoadvertencia».

Uno puede pasar un día entero en Google buscando una definición correcta de cobertura. Casi que todas las definiciones, en español o en inglés, dicen algo así como «cobertura es una operación financiera para cubrir el riesgo de una inversión». En pocas palabras: “cobertura es algo que hacemos para cubrirnos». Pues bien amigos lectores, con esa definición no llegamos a ninguna parte.

Les propongo ensayar un ejemplo de cobertura y luego a partir de allí, caracterizar la cobertura, de modo que nos sea útil a efectos del artículo.

Un caso clásico y trivial lo tenemos cuando adquirimos o compramos, por ejemplo, un seguro de esos que se llaman HCM. Allá afuera en el mundo, hay alguien que esta dispuesto a asumir el riesgo de que usted se enferme y se necesite hospitalizarlo y usted no tenga para cubrir los costos de esa hospitalización. El negocio de ese alguien consiste en ganar dinero asumiendo el riesgo pero apoyándose en la ley de los grandes números y en eventos no correlacionados entre sí. Por supuesto, a cambio de asumir el riesgo, ese alguien le impondrá alguna condición (hacerse un reconocimiento médico, por ejemplo) y le cobrará un precio (la prima del seguro) que irá en proporción al riesgo que ese alguien asume en función de su edad y la evidencia que reportan los exámenes médicos realizados. Adicionalmente, dicho asumir de riesgo tiene una duración finita en el tiempo: un año, probado que usted no esté en un país con depresión económica e hiperinflación.

Si usted compra el seguro y luego se enferma y hay que hospitalizarlo, usted no tendrá problemas porque está protegido o «cubierto», este último es el tecnicismo apropiado. La anterior es una, de varias características de las operaciones de cobertura: independizan hoy, a quien las materializa, de los posibles resultados futuros porque mitigan, reducen o eliminan un riesgo. Si usted no se enferma, pues no hay problema: tan solo pierde la prima pagada. Caso contrario, sus gastos están cubiertos. Pase lo que pase y al comprar el seguro, usted queda cubierto.

El tema es que un gran porcentaje de los artículos que han aparecido últimamente en portales especializados en Internet, afirman y/o repiten lo mismo: los grandes inversores institucionales están haciendo operaciones de cobertura invirtiendo en criptomonedas para protegerse de una posible pérdida de valor de una de las monedas más poderosas del mundo: el dólar norteamericano.

Aclarada la característica principal de una operación de cobertura (independencia de los resultados futuros y, en consecuencia, protección), queda claro en lo adelante, que la inversión en criptomonedas no la tiene: lo que están haciendo estos inversores institucionales es especulacion pura y generando un comportamiento en manada que, como conocemos, puede terminar en desorden, es decir, en estampidas.

Desde el 1° de abril de 2020 hasta el 8 de enero de 2021 es posible realizar 195 observaciones diarias que caracterizan al comportamiento de 200 criptomonedas recogido en un índice, el CMC200 (Yahoo Finance), ello con la finalidad de compararlo con el S&P 500, en lo adelante “el mercado». El cambio de precio diario promedio del índice CMC200 fue 5 veces mayor al del mercado con una desviación estándar también 5 veces mayor. El rango, es decir, el valor de cambio máximo menos el valor de cambio mínimo, fue 6 veces y media mayor en el CMC200 que en el mercado. En las 195 observaciones diarias, la variación mínima de precio diaria en el CMC200 fue de -19,95% y la máxima de +64,24%, mientras que en el S&P 500, la variación mínima de precio diaria del índice fue de -5,89% y la máxima de +7,03%. Uno se pregunta, ¿cómo puede sobrevivir siquiera la noción más precaria de protección cuando se invierte en un activo que está evidenciando ser entre 5 y 6,5 veces más riesgoso que el propio mercado?

De hecho, el día viernes 8 de enero de 2021 y según la página de Yahoo Finance, la bitcoin alcanzó el precio de 40.798 dólares y 4 días después, el martes 12 de enero de 2021, fecha en que escribo este artículo, había bajado a 34.144 dólares, es decir, verificó un descenso de -16,31%, en línea con las estadísticas descriptivas citadas en el párrafo anterior.

Algunos expertos consideran que tal descenso ha sido más que “saludable”, ello en virtud de que permitiría descatar una diagnósis de la que hablaré la semana que viene. Lo que resulta importante que los lectores conozcan en esta oportunidad, es que una cosa es cobertura y otra es especulación. Especulación es lo que está teniendo lugar en los mercados con la bitcoin y el resto de las criptomonedas y está siendo traccionada por los inversores institucionales.

 

 


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